Monseñor Becciu, nuevo nuncio apostólico en Cuba

Hasta ahora nuncio en Angola y en Santo Tomé y Príncipe 

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 23 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado nuncio apostólico en Cuba al arzobispo italiano Giovanni Angelo Becciu, hasta ahora nuncio en Angola y en Santo Tomé y Príncipe, informó este jueves la Oficina de Información de la Santa Sede. 

Nacido en la localidad italiana de Pattada el 2 de junio de 1948, monseñor Becciu fue nombrado nuncio en Angola y arzobispo tutelar de Rusellae en octubre de 2001.

Un mes después, el 15 de noviembre de 2001, fue nombrado también nuncio en Santo Tomé y Príncipe. 

Monseñor Becciu fue una de las autoridades que recibieron al Papa en el aeropuerto de Luanda el pasado mes de marzo, durante la primera visita de Benedicto XVI a África. 

De África, el arzobispo pasará a la nunciatura de Cuba, que existe desde el 11 de septiembre de 1935. 

Sucede en la nunciatura apostólica de Cuba a monseñor Luigi Bonazzi, que, tras cinco años en ese cargo, el pasado mes de marzo fue nombrado nuncio apostólico en Lituania. 

En Cuba, monseñor Becciu deberá afrontar retos como la ampliación de la comunicación entre la Iglesia y las autoridades del país. 

El arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de obispos Católicos de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, destacó ese reto el pasado mes de abril, al tiempo que valoraba los cambios que está experimentando el país 

En opinión de monseñor García Ibáñez, ahora existe en Cuba «una comprensión más positiva del hecho religioso» favorecida por «un mayor acercamiento a América Latina» donde las autoridades cubanas han visto «que la fe está muy presente en la vida de la sociedad».  

También destacó «una mayor tolerancia hacia la práctica religiosa, o la participación de los cristianos en las diferentes estructuras sociales». 

El nuncio apostólico, conocido comúnmente como el embajador del Papa, es el representante del pontífice ante el gobierno civil y ante las comunidades católicas existentes en el Estado ante el que está acreditado. 

Su tarea principal consiste en hacer más eficaces y sólidos los vínculos de unidad que existen entre la Santa Sede y las Iglesias particulares en el ámbito del territorio al que ha sido destinado.  

También debe promover y sostener las relaciones entre la Santa Sede y las autoridades del Estado, evitando hacer política o entrometerse en asuntos internos.  

Una de sus atribuciones particulares afecta al nombramiento de los obispos del país en el que trabaja. A él le corresponde transmitir o proponer a la Sede Apostólica los nombres de los candidatos, así como instruir el proceso informativo de los que han de ser promovidos, según las normas dadas por la Sede Apostólica.

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ZENIT Staff

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