Monseñor Celso Morga: he trabajado para ayudar a los sacerdotes a vivir su difí­cil pero estupenda vocación

Entrevista con el nuevo arzobispo-coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz, hasta ahora secretario del dicasterio para el Clero

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Monseñor Celso Morga Iruzubieta, hasta ahora secretario de la Congregación para el Clero, regresa a España tras 27 años, y lo hace como arzobispo-coadjutor de la diócesis de Mérida-Badajoz. Celso Morga nació en La Rioja en 1948. Completó sus estudios eclesiásticos en el Seminario diocesano de Logroño y fue ordenado sacerdote en 1972. Posteriormente, cursó la licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad de Navarra, donde también obtuvo el Doctorado. Más tarde desarrolló su labor pastoral en diversas parroquias de La Rioja y fue vicario judicial adjunto del Tribunal Diocesano entre 1974 y 1980. Ese año se trasladó a Córdoba (Argentina) para impartir la docencia de Derecho Canónico en el Seminario archidiocesano. También ejerció de juez en el Tribunal Eclesiástico y de capellán de un colegio religioso.
Regresó a España en 1984 y le nombraron párroco de San Miguel, en Logroño. Hasta que en 1987 fue llamado a Roma para trabajar en la Congregación para el Clero, el dicasterio vaticano que se ocupa de los asuntos que se refieren a la vida y ministerio de 400.000 sacerdotes católicos en todo el mundo. Allí ha trabajado de jefe de Sección y, desde noviembre de 2009, de subsecretario, cargo que ocupó hasta su nombramiento como secretario. Fue ordenado obispo por el papa Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro el día 5 de febrero de 2011.

Antes de regresar a España y dejar Roma, ZENIT lo ha entrevistado para comentar cómo han sido los años de trabajo en la Curia romana y cómo se enfrenta a esta nueva etapa.

¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento?
— Monseñor Morga: La recibí con ánimo sereno y con ilusión, entre otras razones porque me permitirá ejercer el ministerio directamente, en contacto con los sacerdotes y fieles de la diócesis. 

Tras 27 años de servicio en la Curia, ¿cómo afronta este nuevo encargo en la diócesis de Mérida-Badajoz?
— Monseñor Morga: Con ánimo tranquilo y esperanzado. Me pongo en las manos de Dios nuestro Padre, seguro de su ayuda continua. Pienso: si me ha ayudado durante estos años en la Congregación, me seguirá ayudando ahora como arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Mérida- Badajoz. Tengo delante un reto no fácil, pero estoy seguro de su ayuda y de la ayuda de los sacerdotes y fieles de la archidiócesis. 

¿Qué lectura hace de su trabajo realizado en la Congregación para el Clero?
— Monseñor Morga: No soy el mas indicado para hacer un balance de mi propia actividad en el dicasterio, pero pienso que he trabajado buscando siempre ayudar a los sacerdotes a vivir su difícil pero estupenda vocación. Me vienen a la memoria tantas horas de trabajo preparando los documentos que en estos años se han publicado y principalmente «el Directorio para la vida y el ministerio de los presbíteros». Pienso que es un documento muy bueno que presenta la figura del sacerdote y su misión como la Iglesia lo quiere en este inicio del tercer milenio.

En casi tres décadas en este dicasterio, ¿cuál ha sido la situación más difícil a la que se ha enfrentado?
— Monseñor Morga: La situaciones difíciles están ligadas a los momentos mas álgidos del escándalo suscitado en todo el mundo con la pedofilia entre un número muy reducido del clero. Fueron sobre todo los últimos años del pontificado de san Juan Pablo II y los primeros del pontificado de su sucesor Benedicto XVI. Recuerdo esos años con mucho sufrimiento y pido al Señor que nos ayude a superar esos tremendos escándalos para bien de la Iglesia y de la sociedad. El ministerio sacerdotal pensado para el bien terreno y eterno de los fieles convertido en motivo de escándalo y sufrimiento indecible para muchas personas. Fueron momentos muy difíciles.

¿Y qué recordará como uno de los mejores momentos?
— Monseñor Morga: No destacaría un momento particular sino la convivencia diaria con los sacerdotes que trabajan en la Congregación y los Superiores que durante estos años se han ido sucediendo. Se ha respirado siempre un clima de buena colaboración, de amistad y convivencia serena que me ha ayudado mucho a trabajar durante estos años con ilusión y sin apenas notar el cansancio, en favor de los sacerdotes y diáconos de todo el mundo.

¿Qué desafíos se encuentra al regresar al servicio pastoral en una diócesis?
— Monseñor Morga: Para mí, el principal desafío es ser un pastor con el corazón de Cristo: estar cerca y apoyar la labor de los sacerdotes, promover las vocaciones sacerdotales y religiosas, atender a las familias y estar muy atento a las necesidades más apremiantes de las personas con particulares dificultades por motivos de paro, de enfermedad, de pobreza… En fin, es un mar sin orillas el que se presenta delante de un pastor, que quiere ser imagen y trasparencia del supremo Pastor. Estas son mis prioridades. Que el Señor me ayude.  

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