Monseñor Duarte Cancino: «Un profeta que habló con gran claridad»

La Iglesia en Colombia recuerda al arzobispo de Cali al año de su asesinato

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BOGOTÁ, 18 marzo 2003 (ZENIT.org).- La Iglesia colombiana dedicó el fin de semana pasado a recordar la figura de monseñor Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali (Colombia), quien se había alzado con firmeza contra el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares.

El prelado fue asesinado el 16 de marzo del año pasado al salir de la iglesia del Buen Pastor, en uno de los barrios más pobres de Cali –la segunda ciudad más poblada de Colombia–, donde había presidido la celebración del matrimonio de más de setenta parejas.

El pasado sábado –recoge Radio Vaticana–, los fieles fueron invitados a participar en la catedral de San Pedro, de Cali, en una breve pero intensa ceremonia durante la cual las autoridades civiles, militares y religiosas se unieron en la oración por la paz en Colombia.

El acto central de primer aniversario de la muerte de monseñor Duarte Cancino tuvo lugar el domingo en la catedral de Medellín, de donde el prelado había sido obispo durante siete años.

El arzobispo de la ciudad, monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, se dirigió a sus hermanos en el episcopado manifestando que el aniversario representa «un momento de gracia muy importante porque volvemos a interrogarnos sobre el valor y la claridad para hablar de las cosas adecuadas en la situación actual del país».

«Y monseñor Isaías –concluyó— fue un profeta que habló con gran claridad».

Monseñor Flavio Calle Zapata, obispo hasta hace poco tiempo de la diócesis de Sonsón-Rionegro –que ha estado amenazado de muerte–, señaló que el prelado asesinado es un «mártir» moderno de la Iglesia y un «mártir» de los derechos fundamentales de la persona humana, especialmente en la defensa de la vida.

«Su enseñanza nos permite mantener –subrayó– que es hora de buscar la solución a las crisis que nos golpean, no con la guerra total, sino con la racionalidad, el diálogo limpio y sincero y el sacrificio de parte de nuestras posturas a fin de alcanzar la paz».

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ZENIT Staff

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