Monseñor Martino: «África no necesita piedad, sino solidaridad»

Intervención en un congreso en Benin

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COTONOU, 13 mayo 2003 (ZENIT.org).- De acuerdo con el presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, el desarrollo en África sólo puede construirse sobre las bases del acuerdo, la solidaridad, la unión de fuerzas, el respeto a los derechos de la persona y la justicia,

Conflictos, discriminaciones, rencores y la fuerza de las armas imposibilitan el desarrollo, puntualizó este martes el arzobispo Renato Martino en Cotonou (Benin), en su primer viaje pastoral al continente africano desde que es responsable del mencionado organismo vaticano.

El prelado inauguró en la mañana de este martes un congreso organizado por la Fundación Adenauer y por instituto local de Artesanos de la Justicia y la Paz bajo el título «Estabilidad política y desarrollo: la aportación de la Doctrina Social de la Iglesia». El encuentro se prolongará hasta el jueves.

En su discurso –«La solicitud de la Iglesia católica por el desarrollo, la justicia y la paz»– Monseñor Martino hizo referencia al grave problema de las causas de los conflictos que ensangrientan el continente, identificando en especial la avidez por los recursos que abundan en el suelo y subsuelo africanos.

«Tales riquezas –subrayó– son codiciadas por grupos de interés que explotan la extensión y la permanencia de los conflictos por sucios negocios, aportando cuotas a los dirigentes de los países productores».

«Se necesitaría más solidaridad, más justicia y más participación en la gestión de estos recursos», advirtió monseñor Martino.

Otra causa de conflictos no menos preocupante –de acuerdo con el prelado– es la exclusión del otro bajo forma de discriminación étnica y de odio racial. Para superarlo se requiere una educación en los valores y la conversión del corazón, así como el respeto mutuo.

La exigencia de paz entre grupos y pueblos debe traducirse en una solidaridad mayor, más aún en «la época de la mundialización, en que el énfasis en la libertad de mercado podría dejar al margen del progreso y del desarrollo a zonas enteras del planeta y a una parte importante de la humanidad que no pueden competir en igualdad con los países industrializados».

En este sentido, y haciéndose eco de las palabras de Juan Pablo II, monseñor Martino recalcó que África no necesita piedad, sino solidaridad y justicia.

Igualmente reconoció que los africanos no podrán salir solos de la situación originada por décadas de dependencia y de opresión, de violencia y de antagonismos de todo tipo.

Por ello alertó de que la oportunidad del pueblo africano está en la ayuda y la solidaridad de la comunidad internacional.

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ZENIT Staff

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