La diócesis riojana estaba vacante desde el 15 de septiembre del año pasado, cuando, por razones de salud, el Papa aceptó la renuncia de monseñor Ramón Búa Otero.
El obispo electo, en las primeras palabras que ha dirigido a los fieles de Calahorra y La Calzada-Logroño, «a partir de ahora mi vida y mi persona son para esa Iglesia que peregrina en esa tierra entrañable de La Rioja. Ayudadme con vuestra oración a hacerme ya desde ahora riojano con todos vosotros».
«Quiero, desde este primer momento, hacer mías las palabras de Jesús en el primer y único Jueves Santo, en la última Cena: «Estoy en medio de vosotros como el que sirve». Quiero ir a vosotros con esa actitud tan evangélica de servidor de la comunidad», afirma el prelado.
«Quiero coger en mi mano el «bastón» de peregrino para recorrer los pueblos y ciudades que configuran esa hermosa tierra de La Rioja, como ya lo hacía cuando era joven estudiante, en el Seminario de los Padres Blancos, en Logroño, por la década de los años 60. Deseo vivamente conoceros, porque sólo se ama de verdad aquello que se conoce profundamente», añade.
Monseñor Omella nació en Cretas, archidiócesis de Zaragoza y provincia de Teruel, el 21 de abril de 1946.
Comenzó los estudios eclesiásticos en el seminario de Zaragoza, y los continuó en Logroño, en el Colegio de los Misioneros de África (más conocidos como Padres Blancos) en Gap (Francia), y por último en Lovaina (Bélgica), también en el seminario de los Padres Blancos. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1970 en Zaragoza, incardinándose en esa misma circunscripción.
El 15 de julio de 1996 fue nombrado obispo auxiliar de Zaragoza y el 29 de octubre de 1999 obispo de Barbastro-Monzón.
En el seno de la Conferencia Episcopal Española es presidente de la Comisión para la Pastoral Social.
