Moon necesitaba un personaje famoso para compensar el declive

Habla uno de los máximos expertos europeos en sectas, Massimo Introvigne

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ROMA, 29 mayo 2001 (ZENIT.org).- Si bien el imperio de medios de comunicación y económico de Moon va bien, la secta se encuentra en declive en su dimensión religiosa. En este contexto, necesitaba el apoyo de un personaje famoso y el arzobispo Enmanuel Milingo ha sido el gran «fichaje».

En un amplio artículo publicado este martes por el diario italiano Avvenire, Massimo Introvigne, director del Centro de Estudios de Investigación sobre las nuevas religiones (CESNUR), considera que el reverendo Sun Myung Moon ha hecho todo lo posible por atraerse a Milingo y hacer de él su hombre símbolo para África.

«Moon está perdiendo adeptos y comenzaba a salir poco en las noticias». Ante el estancamiento, añade el experto en sectas y nuevos movimientos religiosos, Moon ha encontrado un lanzamiento mediático único en Milingo.

Pero ¿qué pueden tener en común un prelado africano y un coreano que se proclama el «segundo mesías»? «Creo que quien ha seguido a Milingo en estos últimos años ha notado una derivación hacia posiciones típicas de aquella corriente del mundo protestante estadounidense llamada pre-milenarismo –explica el experto–, que prevé el rapto de los elegidos al cielo tras los acontecimientos apocalípticos, la manifestación del anticristo, y luego un reino de mil años de los fieles con Jesús sobre la tierra».

Una teología que lleva consigo la «devaluación del celibato» y que tiene por telón de fondo, aunque con diferencias, el ámbito «evangelical», muy difundido en Estados Unidos, y el movimiento de Moon, añade Introvigne.

Y, al inicio de la nota de prensa de Milingo, indica Introvigne, existen «derivaciones teológicas, como la de la sangre de Satanás que corre también en la Iglesia y de la que se debe purificar, que son muy, pero que muy similares a los discursos que hace Moon en los círculos internos».

En realidad la Iglesia de la Unificación fundada por Moon ya no existe. Como anunció el fundador, tenía un ciclo vital de 40 años y, habiendo nacido en 1954, está ya disuelta desde hace siete. Quedan vivas dos realidades muy diversas: la «Federación de las familias por la paz y la unificación mundial», de la que forman parte todos aquellos que en cualquier momento se adhieren a los fines culturales de Moon, y que no dejan la religión de origen (intención manifestada también por Milingo). Y luego está la «Iglesia de las familias por la unificación», que reúne a quien
verdaderamente cree que Moon sea el «mesías».

Algunos, además, como el ex presidente Bush, miran con simpatía a Moon, pues es el magnate de los medios de comunicación que «desempeña un papel político de derechas, en contraposición a gran parte de la prensa estadounidense, que tiene otra orientación».

Ahora el desafío de Moon está en traducir el éxito mediático alcanzado con Milingo, continúa diciendo Introvigne. «Hay hombres políticos, por ejemplo sudamericanos, contentos de estrecharle la mano y el apoyo político que aporta Moon pero no mucho más». Esta vez le puede suceder lo mismo.

Moon tratará con Milingo de lanzar su movimiento en Africa, donde ya existe pero es muy pequeño. En aquel continente, sin embargo, la religión es «caliente» concluye Introvigne: «Milingo será ciertamente utilizado para extender el movimiento, pero me pregunto si tendrá resultados».

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ZENIT Staff

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