Mozambique: Ataques del Gobierno a la oposición, prensa e Iglesia

83 detenidos de la oposición murieron sospechosamente en la cárcel

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MAPUTO, 17 dic (ZENIT.org).- Tras la apariencia de un Estado que ha alcanzado la paz y goza de salud económica, con un incremento anual del 10%, Mozambique continúa escondiendo fuertes tensiones en sus relaciones con la oposición interna, la prensa y la Iglesia, informa la agencia Fides. Esto es evidente en algunos hechos recientes.

En la noche del 21 al 22 del pasado noviembre murieron sospechosamente
83 de los 96 detenidos políticos, la mayor parte miembros del partido de
oposición RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña) en la prisión de
Montepuez, diócesis de Pemba, que habían sido arrestados después del 9 de
noviembre. Los enfrentamientos tuvieron lugar durante algunas manifestaciones antigubernamentales organizadas por la RENAMO, que causaron la muerte de 7 policías y de más de 40 partidarios de las minorías y un centenar de arrestos.

Según los supervivientes, la muerte fue causada por asfixia, provocada por
el gas tóxico de una estufa colocada en una celda de «siete metros por tres, con puerta blindada y una ventanilla». Los compañeros de celda añadieron que «las autoridades de control de la cárcel rechazaron intervenir, irritadas por la muerte de siete policías durante las manifestaciones de protesta». Se trata del mayor número de víctimas por accidente habidas en Montepuez.

En segundo lugar, el periodista Carlos Cardoso, editor y propietario del «Metical», importante diario económico, y el más conocido y estimado crítico de la corrupción y del abuso de poder del gobierno mozambiqueño, fue asesinado el pasado 22 de noviembre por terroristas: su automóvil fue bloqueado por dos coches de asesinos que lo cosieron a balazos de ametralladora en el centro de la ciudad.

Cardoso estaba indagando sobre presuntas estafas en las que estaban
involucrados altos funcionarios del Gobierno, después de la privatización
de un Banco estatal. Una semana antes de su muerte había iniciado una
campaña contra la «facción gangster» del FRELIMO, el Partido en el poder,
al que consideraba responsable de las recientes violencias políticas en el
país.

La noche del asesinato de Cardoso, un periodista de Radio Mozambique, que difudió la noticia de la muerte, fue detenido por una banda de malhechores que, después de haberle amenazado, le cortaron la lengua «por haber hablado demasiado».

En tercer lugar, el arzobispo de Beira, monseñor Jaime Gonçalves, fue acusado por el primer secretario del FRELIMO de la provincia central de Sofala, Filipe Paunde, de haber apoyado la división del país: sus homilías habrían sido «fotocopias de las declaraciones del líder de la RENAMO».

Monseñor Gonçalves negó haber hecho tales declaraciones: «Me encontraba en aquellos lugares y celebré la Misa allí. Por lo que se refiere a las declaraciones que me son atribuídas, no las acepto tal y como han sido
presentadas. No corresponden a la verdad». Admitió que se había limitado a
decir que «había habido problemas ligados a las elecciones de 1999»,
subrayando que «condena y continuará condenando toda idea de división del país».

Sobre el problema de las últimas elecciones, hace tiempo que la RENAMO
pidió invalidar los resultados de dichos comicios, que vieron la victoria
del FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique), Partido del Presidente
Joachim Chissano, pero la Corte Suprema rechazó el recurso. La RENAMO se ve privada de peso político, aunque ocupa casi la mitad de los escaños del
Parlamento.

Sobre la muerte de los 83 prisioneros políticos, el Papa Juan Pablo II
expresó profunda consternación. En un telegrama enviado al obispo de Pemba, el Santo Padre «pide a las autoridades un mayor empeño para que no se repitan semejantes trágicos episodios, confiando en que las fuerzas vivas de Mozambique sabrán encontrar en el diálogo y en el respeto recíproco el camino para el futuro de la nación».

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ZENIT Staff

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