Museos Vaticanos: una nueva sala dedicada a Matisse

“No he buscado la belleza, he buscado la verdad”, escribió el pintor sobre su obra sacra

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 23 de junio de 2011 (ZENIT.org).– Los Museos Vaticanos abrieron este miércoles al público una nueva sala dedicada a la única obra de arte sacro del artista francés Henri Matisse (1869-1954): la Capilla del Rosario de Vence (Provenza), que este año celebra los 60 años de su inauguración.

El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, presentó este martes la sala Matisse, informó Radio Vaticano.

En ella se exponen los bocetos preparatorios a los trabajos de decoración de esa capilla, que el hijo del pintor donó hace 31 años a las colecciones pontificias.

La nueva sala se encuentra cerca de las Galerías pontificias, en el centro de la sección consagrada al siglo XX.

Incluye el cartón preparatorio de gran tamaño de la cerámica del presbiterio, los de las tres vidrieras policromadas del ábside, del coro y de la nave, y una reproducción en bronce del crucifijo del altar.

Con el tiempo, está prevista también la exposición del primer tejido de las cinco casullas coloreadas y la pequeña maqueta de la gran flecha que corona la capilla.

Finalmente, se espera para otoño un libro dedicado a la capilla (Librería Editora Vaticana), en el que se publicará el intercambio entre Matisse y sor Jacques-Marie, que, en 1979, donó sus preciosas cartas.

Antigua enfermera de Henri Matisse, entró en el convento de las Dominicas en 1946. Un año más tarde, confió a Matisse su deseo de que decorara un oratorio del convento.

Matisse concibió entonces el proyecto de construir íntegramente una capilla: trabajó en este proyecto de 1948 a 1951 y la capilla fue consagrada en 1951.

Por desgracia, él no pudo asistir a la inauguración de su obra, pero escribió para esa ocasión: “No he buscado la belleza, he buscado la verdad”.

“Os presento con toda humildad la capilla del Rosario de las dominicas de Vence -señaló-. Esta obra me ha pedido cuatro años de un trabajo exclusivo y perseverante. Es el resultado de toda la vida activa. La considero, a pesar de todas sus imperfecciones, una obra maestra”.

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ZENIT Staff

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