Nepal: Presiones maoístas, resistencia de la Iglesia

Una huelga general paralizó al país durante seis días

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KATMANDÚ, martes 11 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Nepal ha tenido que resistir a las presiones de los maoístas durante su demostración de fuerza contra el gobierno por medio de una huelga general que duró seis días.

Mientras Nepal estaba paralizado por la huelga general lanzada por los maoístas que acabó este viernes, aunque continuarán las protestas, un grupo de defensa de las libertades religiosas, el Christian Solidarity Worldwide (CSW) hizo un llamamiento a los diferentes protagonistas a reanudar las negociaciones para que la nueva Constitución pueda ser promulgada como estaba previsto el próximo 28 de mayo.

“Todos los procesos [de paz] están en peligro por los recientes acontecimientos –explicaba a Ucanews el 4 de mayo David Griffiths, responsable de CSW para el sudeste asiático- y esperamos que [las diferentes partes] vuelvan a la mesa de negociación y propongan una constitución laica así como la protección de las libertades religiosas”.

Después de varios meses de pulso con el gobierno, los maoístas (Partido Comunista Unificado Maoísta, UCPN-M) lanzaron el 1 de mayo un gran movimiento de protesta y de huelga para conseguir la dimisión del primer ministro Madhav Kumar Nepal y de su gobierno. Desde que el antiguo jefe de la guerrilla maoísta, Pushpa Kamal Dahal (apodado ‘Prachanda’), causante del derrocamiento de la monarquía, dejó en medio de la polémica su puesto de primer ministro, las manifestaciones y las demostraciones de fuerza de los antiguos rebeldes no han cesado en Nepal”.

“La comunidad internacional debe tomar en serio el deterioro de la situación política y desempeñar un papel activo para asegurar en el tiempo la redacción y la promulgación de la nueva constitución, sin la cual el país caerá en otra guerra civil”, manifestó alarmado R. K Rokaya, encargado de la Comisión de Derechos Humanos en Nepal.

La Asamblea Constituyente de Nepal debe presentar el 28 de mayo próximo la nueva constitución del antiguo reino hindú cuya conversión en estado laico fue aprobada por el Parlamento en 2006. Pero a esta secularización se oponen de manera creciente grupos extremistas que piden la vuelta a un Estado hindú, multiplicando las amenazas y los actos de terrorismo, entre ellos atentados mortales con bomba en iglesias y mezquitas.

El pasado 20 de abril, numerosas asociaciones católicas y protestantes, representantes budistas y responsables de diversos partidos políticos organizaron una gran reunión en Katmandú para pedir que se preserve el carácter laico del Estado nepalí: “Queremos una Comisión parlamentaria de las religiones y la garantía inscrita en la nueva constitución de que serán protegidos nuestros derechos a constituirnos en ONG cristianas o movimientos de Iglesia”, declaró Chari Bahadur Ghahatraj del Comité Consultivo Cristiano para la Nueva Constitución, según informaba Ucanews.

En este clima de tensión, la Iglesia intenta mantener su posición de neutralidad, resistiendo las presiones de los maoístas. Los católicos tuvieron que rechazar varias veces a los militantes que querían requisar las iglesias, las escuelas y otras propiedades de la Iglesia con el fin de acoger en ellas a los miles de manifestantes llegados de todo Nepal para la huelga general.

El padre Pius Perumana, provicario apostólico de Nepal, que logró impedir a los maoístas instalarse en la catedral de la Asunción, se decidió finalmente a pedir ayuda a la policía para prevenir un intento de intrusión a la fuerza. Ciertos establecimientos sin embargo debieron acoger a los militantes: templos hindúes y jainitas, e incluso algunas iglesias protestantes. Numerosas escuelas católicas fueron objeto de intimidaciones por parte de los maoístas que les pidieron “contribuciones voluntarias” financieras para sostener su acción política.

Las perturbaciones de la vida cotidiana que ocasionó la huelga fueron la principal fuente de inquietud para los cristianos de Nepal. Las escuelas fueron cerradas, los exámenes postergados o anulados y el trabajo en los hospitales y centros de cura se hizo imposible.

“Por el momento, todo se desarrolla de manera pacífica –informó a la agencia Fides el padre Pius Perumana antes del final de la huelga–, pero la situación puede degenerar en cualquier momento”. Entonces, “pedimos a la Virgen María que interceda por la paz, para que no haya derramamiento de sangre, para que ilumine a nuestros líderes a fin de que encuentren una solución política a la crisis”.

Aunque los maoístas acabaron la huelga general afirmaron que continuarán las marchas y protestas hasta lograr la dimisión del primer ministro.

Traducido del francés por Nieves San Martín
 

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ZENIT Staff

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