Nigeria: Aplazado el veredicto sobre la mujer condenada a la lapidación

Había sido condenada por «relaciones adúlteras»

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LAGOS, 18 marzo 2002 (ZENIT.org).- Un tribunal islámico de apelación del norte de Nigeria aplazó este lunes hasta la semana que viene su veredicto sobre la condena a muerte por lapidación dictada contra Safiya Husaini, acusada del presunto delito de adulterio, informa la agencia EFE.

Husaini, de 35 años, se presentó en el tribunal con su hija Adama, nacida en febrero del año pasado de esas «relaciones adúlteras», las que, según su apelación, no son tales puesto que la niña fue concebida con su ex marido y, según la «sharia» [ley islámica], no constituyen entonces un «delito».

La mujer, analfabeta, tres veces divorciada y madre de cinco niños, fue hallada en octubre pasado culpable de mantener «relaciones adúlteras» con un hombre casado, según las leyes islámicas que rigen en todo el norte nigeriano, aunque denunció que el presunto amante, un vecino de su aldea, la había en realidad violado.

Pese a que el hombre confesó su delito a tres policías, los testimonios de éstos no fueron aceptados por el tribunal de primera instancia que juzgó a Husaini ya que en estos casos la «sharia» exige cuatro testigos.

La víctima terminó siendo la acusada después de que, bajo presión de sus familiares, solicitase a la corte que obligara a su atacante a pagar los gastos de manutención de la niña nacida de esas relaciones forzadas.

El tribunal que condenó a muerte a Husaini por adulterio no enjuició, sin embargo, por el mismo delito al hombre participante en esas relaciones ilícitas, quien se retractó luego de su confesión.

La pena capital que prescribe la ley islámica para los adúlteros se ejecuta enterrando hasta el cuello (o las axilas en el caso de las mujeres) al sentenciado, que luego es apedreado hasta morir.
En enero pasado, Husaini retiró la versión de que había sido violada y dijo que el padre de su hija es en realidad su último marido, Yusuf Ibrahim, del que se divorció hace dos años, y con quien mantuvo relaciones sexuales consensuales.

Según la interpretación de la «sharia» en el estado de Sokoto, donde se ventila el caso, Husaini no puede ser culpable de adulterio ya que esa ley permite a ex esposos mantener relaciones sexuales –y los eventuales hijos considerados legítimos– hasta siete años después de la disolución de sus vínculos matrimoniales.

Juristas nigerianos especializados en las leyes islámicas señalan que, probablemente, la corte de apelación revocará la sentencia y Husaini quedará exonerada del cargo, especialmente porque no tuvo ninguna representación legal durante el juicio y no entendía la acusación ni los procedimientos.

Diez letrados del ministerio federal nigeriano de Justicia, el Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Comisión Nacional Nigeriana para los Derechos Humanos se ocupan de la defensa de Husaini desde que el presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo, quien profesa el cristianismo, se interesara en el asunto.

Caso contrario, señalan los expertos, el tribunal puede pedir una revisión del caso y abrir un nuevo juicio en el que tenga en cuenta la nueva versión de la acusada y su propósito, según declaró recientemente, de volver a casarse con Yusuf Ibrahim.

El veredicto que pesa sobre Husaini ha suscitado vivas criticas por parte de organizaciones de defensa de los derechos humanos locales e internacionales, que han pedido incluso a Obasanjo que perdone por decreto a la encausada.

Los lideres de la Unión Europea reunidos el pasado sábado en Barcelona urgieron a las autoridades nigerianas a que se revoque la condena, «en defensa de los derechos humanos y la dignidad de la persona».

La introducción en 1999 de la «sharia» en el norte de Nigeria, donde los musulmanes son mayoría, desató una serie de sangrientos enfrentamientos entre éstos y los cristianos de la región, que causaron la muerte de miles de personas y obligaron al Gobierno a declarar el estado de emergencia y enviar tropas al área.

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ZENIT Staff

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