Nigeria: Musulmanes y cristianos colaboran, aunque salgan en las noticias

El presidente de los obispos explica la situación del país africano

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GAZZADA, 23 enero 2002 (ZENIT.org).- Las noticias que vienen de Nigeria sobre la adopción de la ley islámica en algunos Estados y sentencias de lapidación de mujeres por «fornicación», podrían hacer olvidar que existe un auténtico diálogo entre cristianos y musulmanes, afirma el presidente de la Conferencia Episcopal de ese país.

El Islam, que en su mayor parte no es fundamentalista, desempeña un papel determinante para el desarrollo democrático y pacífico de Nigeria, aclara monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, de 57 años, arzobispo de Abuja.

Como miembro católico de la Comisión Ecuménica Internacional «Fe y Constitución» ha estado estos días en Gazzada (Italia) donde ha hecho estas declaraciones.

Inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre, Nigeria se ha visto sacudida por desórdenes entre cristianos y musulmanes. «La situación ahora se ha calmado –afirma el arzobispo–, pero se ha producido el asesinato del ministro de Justicia».

Un suceso que da al arzobispo el motivo para un análisis de la transición política: «El proceso de democratización no ha sido tan fácil como pensábamos. Han surgido contradicciones, pues la mentalidad de la clase política, aunque haya sido elegida, esta todavía influenciada por la dictadura militar. La democratización ha llegado demasiado rápidamente y no estábamos preparados».

La introducción de la ley islámica «sharia», según el prelado, es fruto de esta situación: «Nigeria
no es un Estado musulmán, somos mitad y mitad. Si el Gobierno se hubiera movido en esta cuestión de un modo más decidido, la sharia no se habría convertido en el problema que es hoy».

El efecto que ha tenido es el de «animar a los integristas, que piensan que Nigeria debería convertirse en un estado islámico. Y lo dicen influidos por corrientes de fanáticos que vienen del exterior. Hay nigerianos que han estudiado en las escuelas islámicas internacionales de tipo fundamentalista».

En ese contexto, los cristianos «están tratando de estar más unidos para tener un pensamiento común frente al Islam –revela–. Discutimos sobre todo sobre la necesidad de contar con un buen gobierno. Por esto no es una cuestión de cristianos contra musulmanes, sino de nigerianos que quieren un país decente contra quienes quieren otra cosa diversa».

La Conferencia Episcopal ha condenado con fuerza la sentencia de lapidación de Safiya Husaini, por haber quedado embarazada.

«Nosotros nos oponemos a la sharia no sólo porque somos cristianos sino porque pensamos que no es un bien para Nigeria. No debería ser impuesta ni siquiera a los musulmanes. Nosotros decimos: como nigeriano, ya sea islámico o cristiano, tú tienes los mismos derechos, que nadie puede negar. Ni siquiera en nombre de la religión», comenta monseñor Onaiyekan.

Concluye aclarando que el diálogo con el Islam en el país es menos problemático de lo que parece.

«En el exterior, se habla de Nigeria sólo cuando nos matamos, no cuando vivimos en paz», dice con amargura. «En general, las condiciones son buenas. Tenemos los mismos trabajos, vivimos en los mismos barrios. En algunas familias, incluso en la mía, hay cristianos e islámicos. Tenemos también un Forum para el diálogo cristiano-islámico a nivel nacional, con líderes de las dos religiones, creado hace tres años. El problema no es con los principales líderes religiosos islámicos sino con los fanáticos que están incitando a los fieles. Y los políticos a veces se aprovechan irresponsablemente de ellos».

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ZENIT Staff

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