Niños de la calle: la Iglesia se moviliza

El grito de desesperación de los muchachos en el Jubileo de las familias

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CIUDAD DEL VATICANO, 12 oct (ZENIT.org).- El grito de desesperación de niños y niñas que sobreviven en las grandes metrópolis, especialmente en el continente americano, se escuchó en el Vaticano, en el Congreso internacional que está preparando desde ayer el Jubileo de las familias, la gran cita con el Papa de unas 100 mil personas que tendrá lugar este fin de semana.

La portavoz del sufrimiento de estos pequeños fue Mary Rose McGeady, presidente de la Casa Alianza («Covenant House», como es conocida en Estados Unidos), agencia católica internacional encargada de sacar del abandono de las calles a muchachos y muchachas de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Canadá y Estados Unidos.

La hermana McGeady, miembro de las Hijas de la Caridad de San Vincente de Paul, con cuarenta años de trabajo al servicio de niños y niñas abandonados, pidió incrementar aún más el compromiso de la Iglesia con estos pequeños: «Es oportuno que la santa Madre Iglesia, durante este Congreso de la Familia, se preocupe de los niños de la calle, un grupo de niños cada vez más numeroso, y que vive privado de amor, de atención y de la protección de sus familias».

La Casa Alianza nació, en 1969, cuando seis chavales, que habían huido de sus casas en un día azotado por una tempestad de nieve, tocaron a la puerta del padre franciscano Bruce Ritter, quien vivía en pequeño apartamento en la zona este de Manhattan. Hoy Casa Alianza es el mayor programa de refugio para niños y niñas de y en la calle de las Américas. Más de 200 mil jóvenes, como los seis primeros, han tocado a sus puertas para escapar de la agonía de la vida en la calle –soledad, hambre, dolor y rechazo–.

Además del programa de calle, que incluye servicios de salud y Centros de Crisis, Casa Alianza ofrece una variedad de servicios a jóvenes sin hogar, que incluyen alimentación, ropa, educación, preparación vocacional, programas de tratamiento y prevención del abuso de drogas, servicios legales, recreación, consejería pastoral, programas para madres adolescentes, hogares de transición, una línea telefónica (en los Estados Unidos) de atención en crisis, asistencia para encontrar lugares para vivir a largo plazo y seguimiento de los jóvenes independizados.

Casa Alianza proporcionó servicios residenciales y no residenciales a más de 48mil niños, niñas y jóvenes el año pasado a lo largo de las Américas. Aproximadamente 13 mil jóvenes fueron acogidos en sus Centros de Crisis (refugios) y programas residenciales. Otros 14 mil recibieron ayuda en Centros de Servicios Comunitarios o en programas de seguimiento y de prevención. Sus educadores y educadoras de calle ayudaron a unos 21 mil jóvenes en las calles.

La «Línea Nueve» de Casa Alianza en Estados Unidos («Nineline» = 800-999-9999), recibió cerca de 87 mil llamadas en momentos de crisis de jóvenes de todos los estados de los Estados Unidos, jóvenes que necesitaban ayuda inmediata y no tenían a nadie a quien acudir.

El sello distintivo de Casa Alianza es su política de «Puertas Abiertas», según la cual a ningún niño o adolescente se le niega la entrada en su primera visita, sino que se les acepta «sin hacer preguntas». Solamente los malos comportamientos graves o la negativa a hacer uso de los servicios ofrecidos pueden limitar sus visitas.

La hermana Mary Rose recordó en Congreso que se celebra en el Vaticano, que lleva por lema «Los niños, primavera de la familia y de la sociedad», el drama de tantas existencias aparentemente tan parecidas como fotocopias, pero infinitamente diversas unas de otras: «Con frecuencia, niños de seis años acaban en las calles, comienzan a robar, toman droga, son instigados por los adultos a la prostitución o a la venta de droga. No van a la escuela y con frecuencia forman bandas para protegerse».

Según la religiosa estadounidense, el mensaje de Juan Pablo II pronunciado durante las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud a favor de los muchachos y muchachas abandonados constituye un aliciente para toda la Iglesia para hacerse más cercana a la infancia abandonada.

Por el momento, la organización liderada por la hermana Mary Rose albergará esta noche a 1.500 niños y niñas con necesidades y sin hacer ruido ni publicidad…

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ZENIT Staff

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