CIUDAD DEL VATICANO, 21 enero 2002 (ZENIT.org).- No hay marcha atrás en el compromiso de la Iglesia católica a favor del ecumenismo, aseguró Juan Pablo II este sábado al recibir a una delegación ecuménica de Finlandia.
Los representantes evangélicos luteranos de Finlandia vinieron al Vaticano con motivo de la fiesta de san Enrique (Saint Henrik), apóstol y santo patrón de ese país.
En el encuentro, el Santo Padre subrayó la «feliz coincidencia» de la visita con la Semana de oración por la unidad de los cristianos.
«Es vital que los cristianos recen sin cesar por la unidad –dijo el Papa–, que vendrá no como fruto de los esfuerzos humanos, sino como una gracia dada en un momento y de un modo que no conocemos. De todos modos, nuestra oración debe estar apoyada por la determinación de anunciar el Evangelio de Jesucristo con un solo corazón y una sola voz «para que el mundo crea».
Este compromiso, subrayó el Papa, exige sacrificios, pero se funda sobre la fe en el poder de la Cruz. «Del costado del Señor Crucificado mana el torrente de vida que curará las heridas de la división».
«Hemos ido ya lejos en el camino ecuménico y no puede haber vuelta atrás –siguió diciendo el Papa–.Ciertamente la Iglesia católica sigue comprometida de manera irrevocable en la senda de la aventura ecuménica».
«Finlandia también tiene necesidad de Cristo», concluyó. «La profundidad del alma finlandesa puede descubrirse en los santos de su historia y en edificios como la catedral de Turku. Y, ¿quién si no Cristo puede satisfacer los deseos que surgen de esas profundidades?».
Saint Henrik de Uppsala era de origen inglés. Obispo de Uppsala, en Suecia, en 1152, fue asesinado en torno al 1156 por un campesino durante una misión de evangelización en Finlandia. Desde entonces fue considerado mártir. Más tarde se convertiría en patrón de Finlandia.
