No proclamar la verdad sobre el matrimonio, «grave omisión»; afirma el Papa

«Esta verdad es válida no sólo para los católicos, sino para todos los hombres y mujeres»

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 17 junio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II advirtió este jueves a los católicos y, en particular a los pastores de la Iglesia, que no proclamar la verdad sobre el matrimonio y la familia constituye una «grave omisión».

Entre las prioridades de la Iglesia, constató, está «la promoción y defensa de la institución familiar, hoy tan atacada desde diversos frentes con múltiples y sutiles argumentos».

Pues, como reconoció al recibir en audiencia al primer grupo de obispos colombianos en su quinquenal visita al Papa y a la Curia romana, «asistimos a una corriente, muy difundida en algunas partes, que tiende a debilitar su verdadera naturaleza».

«Es necesario seguir proclamando con firmeza, como un auténtico servicio a la sociedad, la verdad sobre el matrimonio y la familia establecida por Dios», subrayó.

«Dejar de hacerlo sería una grave omisión pastoral que induciría a los creyentes al error, así como también a quienes tienen la grave responsabilidad de tomar las decisiones sobre el bien común de la nación», siguió diciendo.

«Esta verdad es válida no sólo para los católicos, sino para todos los hombres y mujeres sin distinción –aclaró–, pues el matrimonio y la familia constituyen un bien insustituible de la sociedad, la cual no puede permanecer indiferente ante su degradación o la pérdida de su identidad».

A la luz de estas verdades fundamentales, el pontífice ofreció elementos para una «pastoral familiar» que responda a las emergencias actuales.

En primer lugar, recomendó que sea «llevada a cabo sobre todo por parejas que pertenecen a movimientos o asociaciones de espiritualidad matrimonial, y que son ejemplo en la educación de sus hijos».

Pidió, después, «acompañar a las parejas jóvenes y a las familias en dificultad, así como también a quienes se preparan para casarse, a descubrir los valores del matrimonio cristiano y a ser fieles al compromiso adquirido al recibir el sacramento».

«Es importante enseñarles que al engendrar los hijos han de guiarse por el criterio de una paternidad responsable –explicó por último–, ayudándoles además a su formación humana y religiosa, aprendida en el propio hogar en un ambiente de serena convivencia y ternura, como expresión del amor de Dios a cada uno de sus hijos».

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ZENIT Staff

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