No se puede callar ante la legalización de la eutanasia, dice el Papa

Al encontrarse con el nuevo embajador de Bélgica

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CIUDAD DEL VATICANO, 31 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II alertó este jueves ante los peligros que plantea la eutanasia al encontrarse con el nuevo embajador de Bélgica ante la Santa Sede, segundo país del mundo, después de Holanda, en haber legalizado este año esta práctica.

En el discurso que pronunció ante Benoît Cardon De Lichtbuer, de 60 años de edad, diplomático de carrera, el pontífice recordó que «el hombre creado por Dios y llamado a compartir su vida divina, ha estado siempre en el centro de la visión cristiana del mundo, y por este motivo la Iglesia respeta y defiende el don de la vida».

«¿Cómo podría callar su profunda inquietud y su reprobación ante las leyes votadas recientemente en diferentes países que han legalizado la eutanasia activa, convirtiéndose así en señores de la vida y la muerte?», preguntó.

«En una sociedad, en la que con demasiada frecuencia sólo parecen contar la buena salud y la rentabilidad, es necesario ver con otros ojos a las personas débiles o en fin de vida; en particular, aplicando y desarrollando cuidados paliativos para todos los enfermos cuya situación lo requiera».

Estos cuidados –aclaró– «permiten aliviar el dolor y acompañar en la dignidad de quienes van a morir».

«El reconocimiento del carácter sagrado y de la inviolabilidad de toda persona humana, conferidos por el Creador, es de hecho la única auténtica defensa contra las violaciones siempre posibles y de su dignidad», aseguró.

«Una sociedad que corriera el riesgo de poner en causa estos fundamentos, se expondría a peligros mucho más graves –concluyó–, en particular el de hacer depender solamente del consenso, siempre cambiante, el derecho de las personas y los valores fundamentales».

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ZENIT Staff

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