Audiencia con la Sociedad de las Misiones Africanas, 17 mayo 2019 © Vatican Media

“No tengáis miedo de abrir nuevos caminos”- El Papa a los misioneros africanos

Audiencia con la Sociedad de las Misiones Africanas

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(ZENIT- 17 mayo 2019).- “No tengáis miedo de abrir nuevos caminos, para mostrar que ‘Dios siempre es novedad, que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de los conocido, hacia las periferias y las fronteras’” (Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 135). Estas son las palabras que ha utilizado el Papa Francisco al final de su discurso para animar a perseverar en su labor a los misioneros africanos.

Hoy, 17 de mayo de 2019, el Santo Padre se ha reunido en una audiencia con los participantes del Capítulo general de la Sociedad de las Misiones Africanas (SMA), titulado “Una familia fiel a su carisma misionero en el contexto complejo y cambiante de hoy” y celebrado en Roma del 30 de abril al 24 de mayo.

Celo misionero

El Papa ha agradecido el trabajo evangelizador que esta sociedad misionera realiza en África, especialmente en las poblaciones rurales recónditas, donde apenas existe la comunidad cristiana o su presencia es aún débil.

Francisco ha resaltado también el “celo misionero impregnado de valor, que os lleva a salir para ofrecer a todos la vida de Jesucristo, a veces poniendo en riesgo la vuestra, siguiendo los pasos de vuestros padres fundadores, el Siervo de Dios Melchor de Marion Brésillac y el padre Agustín Planque”.

Secuestro del padre Maccalli

El Santo Padre se ha unido a la oración de esta comunidad por el padre Pierluigi Maccalli, misionero secuestrado desde hace varios meses en Níger, y ha asegurado la solicitud y la atención de la Santa Sede con respecto a esta grave situación.

Familia misionera

Refiriéndose al carácter familiar de la SAM, el Pontífice ha subrayado que, efectivamente, la evangelización siempre es llevada por una comunidad que “mediante obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo» (Exortación Apostólica Evangelii gaudium, 24).

Además, les ha exhortado a que, junto a los miembros de otras religiones, continúen comprometidos con el servicio a los niños y las personas más frágiles, “víctimas de la guerra, las enfermedades y la trata de seres humanos”. El Obispo de Roma considera que la elección de «los últimos» es un signo de la presencia de Dios y contribuye a la fraternidad verdadera.

Encuentro con Cristo

Para poder dar testimonio de Jesús resucitado, el Pontífice les ha indicado que busquen “en la escucha de la Palabra de Dios, en la vida sacramental y en el servicio de los hermanos, los medios para renovar, en cada uno de vosotros, el encuentro personal con Cristo”. De hecho, sostiene el Papa, “la primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvador por Él que nos mueve a amarlo siempre más”.

A continuación exponemos el discurso completo del Papa Francisco durante esta audiencia.

***

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

Os doy la bienvenida, miembros de la Sociedad de Misiones Africanas, con motivo de vuestra Asamblea General celebrada en Roma. Ese encuentro me permite dar gracias al Señor por el gran trabajo de evangelización que lleváis a cabo en África, especialmente entre las poblaciones rurales más remotas, donde la comunidad cristiana todavía es frágil o inexistente. También me alegro de vuestra  disposición a desarrollar nuevas formas de presencia entre poblaciones de origen africano en otras partes del mundo, con especial atención a los migrantes.

Estos nuevos horizontes pastorales son el signo de la vitalidad del Espíritu Santo que vive en vosotros y os exhorta a responder a los «desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia» para «llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Esort. Ap. Evangelii gaudium, 20). Os agradezco vuestro celo misionero, impregnado de valor, que os lleva a salir para ofrecer a todos la vida de Jesucristo, a veces poniendo en riesgo la vuestra, siguiendo los pasos de vuestros padres fundadores, el Siervo de Dios Melchor de Marion Brésillac y  el padre Agustín Planque. En este sentido, me gustaría unirme a vuestra oración por vuestro hermano, el padre Pierluigi Maccalli, secuestrado desde hace  varios meses en Níger, y asegurar la solicitud y la atención de la Santa Sede con respecto a esta situación preocupante.
Este año habéis querido destacar el hecho de que vuestra comunidad apostólica forme una familia, con las Hermanas Misioneras y los laicos asociados. Una familia alegre, que crece gracias a las numerosas vocaciones en África y Asia. Este carácter familiar es indudablemente  una riqueza que hacéis bien en subrayar y desarrollar.

La evangelización, en efecto,  siempre es llevada a cabo por  una comunidad que actúa “mediante obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo «(ibid., 24). También os animo a perseverar en vuestro compromiso, en estrecha colaboración con miembros de otras religiones e instituciones, al servicio de los niños y de las personas más frágiles, víctimas de la guerra, las enfermedades y la trata de seres humanos. Porque la elección por los últimos, por aquellos que la sociedad rechaza y deja de lado, es un signo que manifiesta concretamente la presencia y la solicitud de Cristo misericordioso. Así, impulsados ​​por el Espíritu, podéis ser servidores de una cultura de diálogo y encuentro, que cuida de los más pequeños y de los pobres, para contribuir al advenimiento de una verdadera fraternidad humana.

Fieles a vuestras raíces, estáis llamados, como familia y en cuanto familia, a testimoniar a Cristo resucitado a través del amor que os une unos a otros y con el radiante gozo de una auténtica vida fraterna. Por lo tanto, os invito a buscar constantemente, en la escucha de la Palabra de Dios, en la vida sacramental y en el servicio de los hermanos, los medios para renovar, en cada uno de vosotros, el encuentro personal con Cristo. De hecho, “ la primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvador por Él que nos mueve a amarlo siempre más”. […] Para eso urge recobrar un espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que nos ayuda a llevar una vida nueva”(ibid., 264).

Queridos hermanos y hermanas, una vez más os agradezco vuestra visita y el testimonio que dais dando. Os  animo a perseverar, con entusiasmo y dinamismo siempre renovados, en el camino recorrido por la Sociedad de Misiones Africanas y que ha producido tanto frutos de conversión a Cristo. A la escucha del Espíritu, no tengáis miedo de abrir nuevos caminos, para mostrar que “Dios siempre es novedad, que  nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de los conocido, hacia las periferias y las fronteras” (Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 135). Con esta esperanza, confío vuestra familia misionera a la intercesión de la Virgen María, pidiéndole que sostenga vuestros esfuerzos. Os bendigo y rezo por vosotros. Y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.Gracias.

© Librería Editorial Vaticana

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Larissa I. López

Larissa I. López es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, Máster en Artes de la Comunicación Corporativa y Doctora en Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Su trayectoria profesional ha transcurrido entre el ámbito de la comunicación y el de la docencia. Como redactora, ha colaborado con medios como Aceprensa, Pantalla 90 o CinemaNet. Como profesora, por su parte, ha impartido clases en la universidad y en centros de FP y bachillerato. En estos últimos realizaba también tareas relacionadas con la comunicación (redes sociales y edición de contenidos). Cordobesa de nacimiento también ha vivido en Sevilla, Madrid y Roma.

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