«Noble sencillez»: balance del maestro de ceremonias pontificias

Nuevo libro escrito por el arzobispo Piero Marini

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 10 abril 2006 (ZENIT.org).- El arzobispo Piero Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, revela en un nuevo libro, «Liturgia y bellezza. Nobilis pulchritudo», algunas de las novedades introducidas en los ritos de la liturgia papal desde el Concilio Vaticano II.

Monseñor Marini, quien lleva casi dos décadas desempeñando este servicio, revela que en los últimos años, según el espíritu conciliar, se han puesto al día algunos ritos específicos: entre ellos, el consistorio para los santos, el consistorio para la creación de nuevos cardenales, los ritos de beatificación y canonización, y el rito de la entrega del palio a los arzobispos.

«Se puede hacer todavía alguna mejora, pero en conjunto estos ritos responden ahora al principio de la noble sencillez», afirma el maestro de ceremonias.

Como ejemplo, cita el rito del Consistorio para la creación de nuevos cardenales. A comienzos de los años noventa preveía tres momentos: el Consistorio secreto en el aula del Consistorio en el que, tras el ‘extra omnes’ del Maestro de las Celebraciones, el Papa debía decir oficialmente el nombre de los nuevos cardenales, ya conocidos un mes antes; luego, en la misma sala se tenía el Consistorio semipúblico; por último, en el Aula Pablo VI, el Consistorio público».

«Tras la puesta al día, la secuencia ritual se desarrolla en una única celebración centrada en la Palabra de Dios», explica.

Por lo que se refiere a algunas celebraciones papales actualizadas, el maestro señala por ejemplo la novedad del Jueves Santo: en la Misa del Crisma llevan los óleos catecúmenos, enfermos, candidatos a la confirmación, y diáconos que se preparan para el sacerdocio.

En la celebración del día de Pascua, «se ha recuperado el antiguo rito del «Resurrexit», denominado ahora «Pedro testigo de la Resurrección», y el antiguo rito del testimonio del Papa ante el icono del Salvador (…) forma parte, desde el año 2000, de los ritos propios de la liturgia papal».

Otras novedades se aplican por ejemplo a la vigilia de Pentecostés: tras la homilía, se ha incluido la llamada «Memoria del Sacramento de la Confirmación».

Monseñor Marini confiesa que la celebración de la liturgia papal no siempre es fácil en espacios que no cuentan con los elementos necesarios. Por ejemplo, aclara, «en los últimos decenios, muchas celebraciones han tenido lugar en la Plaza de San Pedro. Tales lugares presentan no pocas dificultades para la colocación de los elementos fijos previstos por la liturgia».

Además, indica, «en las basílicas de San Juan de Letrán y de San Pablo falta el ambón y, en Santa María la Mayor y San Pedro, además del ambón falta también la cátedra».

Se han hecho pruebas por ejemplo para superar estos problemas en San Pedro, revela, pero por el momento no se ha encontrado la solución.

En la primera parte del libro, monseñor Marini hace un balance de la aplicación de la renovación del Concilio Vaticano II (sobre todo la introducción de la «Sacrosanctum Concilium»).

En la segunda que afronta la relación entre belleza y liturgia, sobre todo en referencia a las celebraciones de la liturgia papal.

Una parte importante del volumen explica el sentido de las insignias papales como la tiara, la mitra, el pastoral y el palio.

Cada uno de los capítulos está precedido por las imágenes del anillo del pescador, proporcionadas por la Biblioteca Apostólica Vaticana.

«Esta imagen –comenta monseñor Marini– recuerda la actividad del obispo de Roma, llamado a presidir en el amor la Iglesia universal. En particular, el esfuerzo del Pescador de Galilea, reproducido en las cinco imágenes de los diversos pontífices, recuerda el empeño que sobre todo los últimos Papas han dedicado sin descanso a la liturgia».

«Conservo imborrable el recuerdo del servicio prestado durante el pontificado de Pablo VI en los años creativos de la reforma litúrgica de 1965 a 1975. Conservo el recuerdo de las celebraciones y los viajes compartidos con Juan Pablo II en Italia y en el mundo. Por último está muy viva la emoción del inicio del ministerio petrino de Benedicto XVI», confesó su autor presentando el libro.

Su intención es que el lector descubra que «la liturgia necesita que nosotros le demos el espacio más bello y el mejor tiempo» para que «palabras y gestos se conviertan en voz del Espíritu que nos habla de Dios».

Monseñor Marini (Valverde, provincia de Pavía, en 1942) es sacerdote dese 1965. Hasta 1987 trabajó en varios Organismos de la Santa Sede que dirigieron la realización de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, el último de ellos la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino.

El 24 de febrero de 1987, Juan Pablo II le nombró maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Desde entonces, ha promovido la renovación de esta Oficina vaticana consiguiendo autonomía jurídica en el interior de la Curia Romana.

El 19 de marzo de 1998 fue ordenado Obispo de Martirano. El 20 de septiembre de 2003, con ocasión del XXV aniversario del Pontificado, el Santo Padre Juan Pablo II elevó a la dignidad arzobispal.

«Liturgia y belleza. Nobilis Pulchritudo» (http://www.edesclee.com) es publicado en español por la Biblioteca Manual Desclée (132 páginas).

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ZENIT Staff

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