Nombrado un vicario episcopal para Corea del Norte

Se trata del padre Matthew Hwang in-kuk

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PYONGYANG, miércoles, 7 julio 2004 (ZENIT.org).- De «histórica» ha sido calificada la decisión del arzobispo de Seúl, monseñor Nicholas Cheong Jin-suk –también administrador apostólico de Pyongyang–, de nombrar al padre Matthew Hwang in-kuk nuevo vicario episcopal para la diócesis correspondiente a la capital norcoreana.

Con la designación –según considera la agencia misionera de la Santa Sede, «Fides»– «hoy retoman nuevas fuerzas» «las esperanzas de la Iglesia en Corea del Sur de poder volver a evangelizar y hacer florecer la fe en Corea del Norte», que «no se han apagado nunca, ni siquiera en tiempos difíciles».

La decisión tiene una razón histórica, según analiza este miércoles el diario católico italiano «Avvenire»: desde que el régimen comunista echó a la jerarquía eclesiástica, el arzobispo de Seúl también ha tenido que ser administrador apostólico de Pyongyan, un papel que de hecho hasta ahora no ha podido desempeñar, dado que la diócesis norcoreana está, al menos oficialmente, privada de sacerdotes.

Con todo, el cristianismo ha sobrevivido y actualmente los católicos norcoreanos viven la fe en un contexto familiar, reciben de cuando en cuando visitas de los representantes de la Asociación Católica, y aunque no existen datos oficiales se habla de unos tres mil fieles en Corea del Norte.

Desde 1989 el régimen comunista ha tratado de aplicar el modelo chino de la Asociación patriótica –controlada por el gobierno–, constituyendo la Asociación Católica de Corea del Norte.

La decisión de nombrar al padre Hwang vicario para Pyongyang fue comunicada por la Conferencia episcopal surcoreana y estuvo precedida en Seúl por el encuentro del arzobispo Cheong con otros diez sacerdotes surcoreanos que han manifestado su disponibilidad para desarrollar su labor en la diócesis del norte.

«Los esfuerzos concretos para hacer crecer la Iglesia en Norte Corea no se pueden posponer por más tiempo», dijo monseñor Chong.

El arzobispo de Seúl confía en que el padre Hwang tenga «mayor libertad de movimientos para que pueda trabajar, especialmente en el terreno de la formación».

En los últimos años, la Iglesia en Corea, junto a «Caritas Hong Kong» y a la fundación estadounidense «Eugene Bell», ha promovido numerosas misiones humanitarias más allá del paralelo 38º para salir al encuentro del sufrimiento ocasionado a la población por graves carestías.

Ello ha permitido a algunos sacerdotes viajar al interior del país. Incluso en 1998 fue posible organizar una visita a Corea del Norte del obispo auxiliar de Seúl. También se han permitido visitas de delegaciones de la Santa Sede y de «Caritas Internationalis». A sacerdotes extranjeros de paso se les ha permitido celebrar la misa dominical en la única iglesia católica de Pyongyang.

La Iglesia en Corea del Sur ha pedido noticias sobre el paradero de monseñor Francis Hong Yong-ho, último obispo de Pyongyang, y de los cerca de 50 sacerdotes que estaban en el Norte en los años cuarenta. Si alguno de ellos hubiera sobrevivido a las persecuciones, actualmente podrían tener entre 80 y 90 años.

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ZENIT Staff

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