Nueve años de ayuda del Papa a indígenas y afroamericanos de América Latina

Entrevista con monseñor Azcona, de la Fundación «Populorum Progressio»

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CIUDAD DEL VATICANO, 1 agosto 2001 (ZENIT.org).- En la ciudad imperial de Cobán, diócesis de Vera Paz (Guatemala), del 8 al 12 de julio se reunió en su encuentro anual el consejo de administración de la Fundación «Populorum Progressio» para estudiar y aprobar proyectos de desarrollo para comunidades indígenas y afroamericanas de América Latina y el Caribe.

En la reunión, se aprobaron 215 proyectos presentados por comunidades campesinas de 19 países por un total de 1.773.700 dólares. Se trata microproyectos sumamente variados, acomunados por el objetivo de atender los diversos aspectos del desarrollo integral de comunidades: educación, infraestructura comunal, producción, salud, vivienda…

Para comprender mejor la actividad de esta Fundación, creada por Juan Pablo II para responder a las necesidades de las poblaciones más necesitadas del «continente de la esperanza», Zenit ha entrevistado a monseñor Francisco Azcona, subsecretario del Consejo Pontificio «Cor Unum», organismo vaticano del que depende.

–¿Por qué creó Juan Pablo II una fundación precisamente para las poblaciones indígenas, mestizas y afroamericanas de América Latina y el Caribe?

–Monseñor Francisco Azcona: La Fundación fue creada el 13 de febrero de 1992, año en que se celebraba el V Centenario del comienzo de la Evangelización del Continente Americano y se reunía la IV Asamblea General del Episcopado Latinoamericano. Con ella Juan Pablo II buscaba promover el desarrollo integral de las comunidades de campesinos más pobres de América Latina y ser signo y testimonio del anhelo cristiano de fraternidad y de auténtica solidaridad.

En realidad, la idea original provenía de Pablo VI, quien en 1968 creó el Fondo «Populorum Progressio» con ocasión de su visita a Colombia, cuando en un encuentro con los campesinos, les dijo: «oímos el grito que sube desde vuestro sufrimiento … Nos preguntamos qué podemos hacer por vosotros».

Juan Pablo II asumió aquel Fondo y lo estructuro en una Fundación.

–¿De dónde saca el dinero el Papa para alentar las obras de la Fundación?

–Monseñor Francisco Azcona: Al crear la Fundación «Populorum Progressio», Juan Pablo II invitó a la Comunidad Internacional, a las Instituciones, y a las personas de buena voluntad para que redoblen los esfuerzos y la solidaridad en favor del desarrollo integral de los campesinos y de los indígenas de América Latina que se hallen todavía en condiciones de subdesarrollo.

Invitaba también a todas las conferencias episcopales, en especial a las de los países desarrollados y de la misma América Latina, a realizar una colecta entre sus fieles con tal finalidad.

Vale la pena señalar, sin embargo, la generosa acogida que la Conferencia Episcopal Italiana dispensó a esta invitación, acogida que hoy perdura y que es la más significativa económicamente hablando para la Fundación.

Se ha comprobado que cada año la Fundación distribuye entre indígenas y campesinos necesitados un importe que se aproxima al equivalente de su proprio fondo (casi dos millones de dólares), lo cual representa un hecho destacado en medio de un ambiente en que disminuyen, de forma generalizada, las aportaciones.

Esto sólo puede hacerse gracias a la sencilla ayuda y generosidad de muchas personas de buena voluntad de todo el mundo.

–¿Cómo se organiza la Fundación?

–Monseñor Francisco Azcona: «Populorum Progressio» tiene su sede en el Consejo Pontificio «Cor Unum», cuyo presidente, el arzobispo Paul Josef Cordes, es también presidente de la Fundación y su representante legal.

Cuenta con un consejo de administración, entre cuyas competencias, además de velar por el cumplimiento de los Estatutos, está el estudio y la aprobación de los proyectos presentados. Esta formado por siete miembros, seis de ellos son obispos de diversos países de América Latina, y uno del Consejo Pontificio «Cor Unum».

Cada proyecto que se presenta para pedir financiación debe estar acompañado por una carta del obispo del lugar, para garantizar que la necesidad a la que se hace frente es real, que la realización procederá en el tiempo señalado y que cuenta con su aprobación y con los servicios diocesanos. También se usan los servicios de las nunciaturas apostólicas. Así, la estructura organizativa de la Iglesia posibilita, sin gastos adicionales, alcanzar los últimos rincones y llegar hasta las selvas más escondidas. De hecho, el coste de organización de la Fundación es del 1% del total de las ayudas que distribuye. Un auténtico récord.

–¿Cuántos proyectos han financiado y dónde?

–Monseñor Francisco Azcona: Desde su origen, y hasta finalizado el año 2000, se han aprobado y financiado 1.381 proyectos, que han representado un alivio existencial y una sonrisa para miles de indígenas y campesinos necesitados. El importe total abonado hasta antes de la reunión celebrada en Guatemala es 11.368.829 dólares.

El importe medio por proyecto se sitúa en torno a los 10.000 US$. Esto indica que la Fundación se centra en microproyectos. La aportación se hace a título de donación, alabando y recomendando, cuando es posible, la creación de fondos rotatorios, gestionados por las respectivas comunidades, lo que hace que el importe tenga mayor utilidad social.

Mientras que los países de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia han recibido cada uno más del 10% de los proyectos, y entre los cuatro el 42,5%; hay otros, como Antillas, Argentina, Honduras y Uruguay, que no han alcanzado el 1% de los proyectos aprobados y entre los cuatro el 2,8%.

–¿A qué tipo de proyectos ofrecen financiación?

–Monseñor Francisco Azcona: Los proyectos que se aprueban atienden los diversos aspectos del desarrollo integral de una comunidad: salud, vivienda, agua potable, instrucción, infraestructura comunal, producción, nutrición, formación religiosa y cívica. Cada uno de ellos es parte de un proceso que vive el grupo o la comunidad y no el fruto de improvisación. Los proyectos deben ser planeados, ejecutados y evaluados con la participación de la misma comunidad.

–¿Cómo puede enviar su donativo quien quiere colaborar con el Papa en la ayuda concreta a estas comunidades?

–Monseñor Francisco Azcona: Basta enviar un cheque a la Fundación «Populorum Progressio». Consejo Pontificio «Cor Unum»
Palacio de San Calisto
00120 Ciudad del Vaticano

Para pedir más información puede enviar un mensaje de correo electrónico a corunum@corunum.va

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ZENIT Staff

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