Nueve «milagros» para el mundo

Juan Pablo II anuncia la canonización de nuevos beatos

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 mar 2001 (ZENIT.org).- El próximo mes de junio Juan Pablo II hará de Rébecca Pierrette Ar-Rayès la primera santa de El Líbano. Lo ha establecido el mismo pontífice al presidir esta mañana un consistorio ordinario en el que se ha votado la canonización de nueve futuros santos.

Los demás beatos que pronto serán canonizados son un obispo, dos sacerdotes, un religioso y cuatro religiosas fundadoras. Proceden de Francia (1), Baviera (1), Cataluña (1), e Italia (5). Se trata de un paso muy importante para la Iglesia, pues la canonización, a diferencia de la beatificación, implica la infalibilidad del sucesor de Pedro.

Para Juan Pablo II se trata de un paso significativo, pues así como el Jubileo fue testigo de la petición de perdón solemne del obispo de Roma (el 12 de marzo del año 2000, en la basílica de San Pedro del Vaticano) por las faltas cometidas por sus hijos, la Iglesia a través de los siglos ha experimentado también la santidad de sus hijos, que es reconocida particularmente en las canonizaciones.

Los nuevos santos que serán canonizados el 10 de junio y el 25 de noviembre de este año son:

1. Rébecca Pierrette Ar-Rayès (1832-1914).
Virgen y monja de la Orden libanesa de San Antonio de los Maronitas. Es conocida como la «flor de Himlaya», el pequeño pueblo montañoso libanés en el que nació y en el que fue bautizada con el nombre de pila Boutrossieh (Pierrette o Petronila en francés), el 29 de junio de 1832.

La muerte de su madre y las segundas nupcias de su padre marcaron su infancia. A los catorce años, a pesar de que su padre quería que se casara, declaró que se sentía atraída por la vida religiosa. De este modo, después de haber trabajado al servicio de una familia libanesa en Damasco, entró en el instituto fundado por el padre Joseph Gemayel para la educación de muchachas.

El instituto no pudo superar los conflictos de la década de 1860. De este modo, en 1871, entró en la Orden de San Antonio de los Maronitas, inspirada en el antiguo monaquismo egipcio, en donde tomó el nombre de Rafqa (en francés Rébecca).

En 1885, la religiosa ofreció a Dios su salud. Una ofrenda de amor a la que le siguió la pérdida de la vista. Durante treinta años su rostro experimentaría un dolor incandescente. En 1907, sufrió una parálisis dolorosa. Su cuerpo, inmóvil, se llenó de llagas. Ofreció sus dolores en unión con Jesús. Su memoria se celebra el 23 de marzo, día de su muerte, considerada como el día de su «nacimiento al cielo».

2. Giuseppe Marello (1844-1895)
Obispo italiano fundador de la Congregación de los Oblatos de San José.
Originario de Turín, el obispo Marello fue calificado como una «piedra preciosa» por el Papa León XIII. Durante sus estudios de teología experimentó la curación de tifus, algo que siempre atribuyó a la Virgen. Una vez ordenado sacerdote, fue durante trece años secretario del obispo Carlo Savio de Asti, a quien acompañó en el Concilio Vaticano I (1869-1870).
A continuación, fundó los Oblatos de San José, una comunidad de sacerdotes y hermanos cuya vocación consiste en asistir a los obispos y al clero en su misión de evangelización.
Pero, más tarde, el mismo Gisueppe fue nombrado obispo de Asti en 1889. En su ministerio se entregó particularmente a los jóvenes y a las personas abandonadas, visitó todas las parroquias de su diócesis y dirigió seis cartas pastorales a sus fieles. Murió en Savona a causa de una hemorragia cerebral, el 30 de mayo de 1895. La comunidad de los Oblatos ha seguido desarrollando. De hecho están presentes en Estados Unidos desde 1929.

3. Luigi Scrosoppi (1804-1884)
Sacerdote italiano, religioso del Oratorio de San Felipe Neri, y fundador de la Congregación de las Hermanas de la Providencia de San Gaetano da Thiene.
«Los pobres y los enfermos son nuestros dueños y representan la persona misma de Jesucristo», decía este sacerdote de la Congregación del Oratorio, originario de Údine, en el norte de Italia. Gastó su abundante patrimonio y todas sus energías en obras de caridad: la «Casa de las abandonadas» para la educación de muchachas pobres, la «Casa Providencia» para sus antiguas alumnas sin trabajo, y la Obra para los sordomudos. Para poder atender a todas estas instituciones, fundó la congregación de las Hermanas de la Providencia, que puso bajo la protección de san Cayetano. Su fiesta se celebra el 3 de abril.

4. Agostino Roscelli (1818-1902)
Sacerdote italiano, fundador de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.

Nacido en Bargone de Casarza, en Liguria, falleció en Génova. Ordenado sacerdote en 1846, se preocupó en su misión de párroco especialmente de los jóvenes y, en particular de las muchachas, que en aquella época tenían menos acceso a los estudios. De este modo fundó un colegio para ofrecerles una formación intelectual y profesional. Para apoyar esta institución, creó una comunidad religiosa femenina de maestras. Su fiesta se celebra el 7 de mayo.

5. Bernardo da Corleone (1605-1667)
Filippo Latini, zapatero, era un auténtico experto en el manejo del cuchillo en la Sicilia de la época. Un día hirió mortalmente a un adversario y huyó para escapar de la policía. Recibió refugio en la iglesia de los capuchinos de Palermo. De este modo, en 1632, tras haberse convertido, entró como fraile en el mismo convento, en el que llevó una vida de penitencia. Fue beatificado en 1768. Su fiesta se celebra el 12 de enero.

6. Teresa Eustochio (1801-1852)
Virgen y fundadora italiana del Instituto de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús. Originaria de una familia noble de Bérgamo (Lombardía), fue formada en la vida religiosa en la comunidad de las benedictinas de su ciudad natal. A continuación, se entregó a la educación de muchachas jóvenes. Fundó para ellas una congregación religiosa dedicada a la enseñanza, las Hijas del Sagrado Corazón. Murió en Brescia. Su fiesta se celebra el 3 de marzo.

7. Paula de San José de Calasanz (1799-1889)
Ésta virgen de Cataluña pasó a la historia al fundar el Instituto de las Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías.

Paula Montal Fornès nació en Barcelona. Descubrió su vocación religiosa a la edad de 30 años, al abrir con su amiga Inés Busquets una escuela para niñas en Gerona. Una iniciativa que luego daría vida a una importante congregación dedicada a la enseñanza. Su fiesta se celebra el 26 de febrero.

8. Françoise de Sales (1844-1914)
Religiosa, fundadora de la Congregación de las Oblatas de San Francisco de Sales, nació en Sézanne (Champagne, Francia). Las fábricas textiles contrataban en aquella época a muchachas muy jóvenes que venían del campo. El padre Louis Brisson había abierto por este motivo, en 1858, la Obra San Francisco de Sales para ofrecerles una educación humana y cristiana. Al conocer a Léonie (éste era el nombre de pila de la futura santa) encontró a la colaboradora que buscaba.

Fundó la congregación de las Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales en 1866. San Pío X aprobó sus constituciones en 1911. Léonie, que al entrar en religión tomó el nombre de Françoise de Sales, se convirtió en la primera superiora general. Junto a iniciativas obreras, fundó escuelas de educación general básica en las parroquias y una residencia para muchachas jóvenes en París. Luego su labor de evangelización se extendió por Europa, África del Sur, Ecuador, con un lema: «trabajemos para que los demás sean felices». Su fiesta se celebra el 10 de enero.

9. Maria Crescentia Höss (1682-1744)
Virgen y monja de la tercera orden franciscana.
Anna Höss nació en Kaufbeuren, Baviera, y nunca salió de su ciudad natal. Entró en la vida religiosa y vivió durante cuarenta años una intensa vida mística. Su fiesta se ce
lebra el 5 de abril.

En la mañana de hoy, Juan Pablo II anunció también las fechas en que tendrán lugar las canonizaciones de los futuros santos.

El 10 de junio de 2001 serán canonizados Luigi Scrosoppi; Agostino Roscelli; Bernardo da Corleone; Teresa Eustochio Verzeri y Rébecca Pierrette Ar-Rayès di Himlaya.

El 25 de noviembre de 2001 serán canonizados Giuseppe Marello; Paula Montal Fornés de San José de Calasanz; Françoise de Sales y Maria Crescentia Höss.

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ZENIT Staff

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