Nuevo paso del Papa para la superación del cisma tradicionalista

Nombra a nuevos miembros de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei»

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CIUDAD DEL VATICANO, 25 feb 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II dio ayer un nuevo paso en su intento de superar el cisma provocado por el obispo francés Marcel Lefèbvre al nombrar ayer a cuatro miembros de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei», que él mismo instituyó en 1988 con una carta apostólica del mismo nombre.

Se trata de los cardenales Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Jorge Medina Estévez, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de Louis-Marie Billé, arzobispo de Lyon, neocardenal; y del arzobispo Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para la interpretación de los textos legislativos.

En la citada carta apostólica, en forma de «motu proprio», que llevaba la fecha del 2 de julio de 1988, «teniendo en cuenta la importancia y la complejidad de los problemas mencionados en este documento», Juan Pablo II instituía la Comisión confiándole «la tarea de colaborar con los obispos, con los organismos de la Curia Romana y con los ambientes interesados con el objetivo de facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades y religiosos y religiosas que hasta ahora han estado ligados de diferentes maneras a la Fraternidad fundada por monseñor Lefèbvre, que desean permanecer unidos al sucesor de Pedro en la Iglesia católica, conservando sus tradiciones espirituales y litúrgicas».

Como se puede apreciar, la importancia de los nuevos miembros de esta comisión, presidida por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, constituye una prueba del interés del pontífice por superar el único cisma que ha tenido lugar durante su largo pontificado.

Monseñor Lefèbvre (1929-1991), obispo francés de Dakar, fundó en 1970, tras el Concilio Vaticano II, un seminario en Écône (Suiza) que pretendía formar sacerdotes en el espíritu de la liturgia y de la disciplina eclesial precedentes a la reforma conciliar. Seis años después, recibió la primera prohibición de la Santa Sede para continuar con esta labor y fue suspendido de sus funciones episcopales.

En 1979, Lefèbvre fundó la Fraternidad de San Pío X, que tomó la dirección del Seminario de Écône y abrió otros sin la aprobación de Roma con el mismo espíritu en diferentes países. Asimismo la Fraternidad creó escuelas, monasterios (masculinos y femeninos) y priorados (equipos sacerdotales).

Teniendo en cuenta, en 1984, el apego de algunos católicos a la liturgia preconciliar, Roma acordó bajo ciertas condiciones (entre otras, la necesidad de contar con el consenso del obispo del lugar) la posibilidad de celebrar la eucaristía según el rito de San Pío V.

En 1986, monseñor Lefèbvre denunció el escándalo «sin medida y sin precedentes» de la visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma. En 1987 condenó con más vehemencia el encuentro de líderes religiosos por la paz convocado por el mismo Papa.

En 1988, laboriosas negociaciones lograron un acuerdo entre la Santa Sede y Lefèbvre, firmado por el mismo obispo. Al día siguiente, el anciano prelado echó marcha atrás rechazó el acuerdo. Poco después rehusó una propuesta de acuerdo presentada por el cardenal Ratzinger en nombre del Papa.

Al fracasar estos acuerdos y sabiendo que no le quedaba mucho tiempo de vida, monseñor Lefèbvre anunciaba poco después su decisión de ordenar a cuatro obispos sin la aprobación del Papa, lo cual implicaría automáticamente la excomunión, según prevé el Código de Derecho Canónico. El 30 de junio de 1988 el obispo consumaba el cisma. El 2 de julio el Papa creaba la Comisión «Ecclesia Dei».

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ZENIT Staff

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