Nuevos miembros para la Comisión de reconciliación con los seguidores de monseñor Lefebvre

Entre ellos, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Toledo

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 9 abril 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado a los miembros que conforman la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei» que fue creada por Juan Pablo II el 2 de julio de 1988, tras el gesto cismático de las ordenaciones episcopales ilegítimas realizadas por el arzobispo Marcel Lefebvre, fundador de la Fraternidad de San Pío X.

Se trata de los cardenales William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Jean-Pierre Ricard, arzobispo de Burdeos y presidente de la Conferencia Episcopal de Francia; y Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Toledo y primado de España.

El presidente de la Comisión es el cardenal Darío Castrillón, prefecto de la Congregación vaticana para el Clero. El cardenal Joseph Ratzinger era precedentemente miembro de esta Comisión.

La carta apostólica en forma de «motu proprio» con la que Juan Pablo II instituyó la Comisión indica su finalidad: colaborar con los obispos, con los dicasterios de la Curia romana y con otros ambientes interesados para facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades y religiosos y religiosas, hasta ahora, de alguna manera, ligados a la Fraternidad fundada por monseñor Lefebvre, que deseen permanecer unidos al sucesor de Pedro en la Iglesia católica, conservando sus tradiciones espirituales y litúrgicas, a la luz de protocolo firmado el 5 de mayo de 1988 por el cardenal Ratzinger y el arzobispo Lefebvre.

El anuncio ha sido hecho un día después de que los obispos de Francia revelaran al final de su asamblea plenaria celebrada en Lourdes que el Papa «en las próximas semanas o meses, debería dar las directivas para facilitar el camino hacia un regreso posible a una plena comunión» con la Fraternidad de San Pío X.

Hasta ahora, según explica la página web de la Santa Sede, la Comisión ha tenido dos funciones, haciendo uso de las facultades especiales que le fueron concedidas por el Papa.

En primer lugar ha regulado «la situación canónica de un cierto número de comunidades religiosas de índole tradicionalista, ya existentes, pero sin reconocimiento por parte de la Iglesia, dándoles una forma canónica correspondiente a su carisma. Se ha encontrado, además, una integración eclesial para no pocos sacerdotes tradicionalistas, hasta ahora sin incardinar».

En segundo lugar, esta Comisión ha tenido por objetivo «colaborar con los obispos locales para satisfacer a numerosos grupos de fieles unidos a la tradición litúrgica latina, que solicitan la regular celebración de la Santa Misa según el rito del 1962 en sus diócesis.

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ZENIT Staff

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