DACHAU, jueves, 18 diciembre 2008 (ZENIT.org).- «Desde Dachau, donde Europa ha conocido la noche más oscura, queremos llevar un mensaje de esperanza». Dijo Carlo Casini, parlamentario europeo y presidente del Movimiento de la Vida Italiano, en ocasión de la visita al campo de concentración nazi en Alemania.
«En el décimo sexto aniversario de la Declaración universal de los derechos humanos –afirmó Casini– tenemos la intención de iluminar el cielo de Europa, defendiendo la vida y la familia».
Junto a un centenar de jóvenes provenientes de la región italiana de Toscana y a las autoridades locales, Casini, depuso una corona de flores en el monumento de Dachau a las víctimas del nazismo.
Kart Freller, director de la Fundación que promueve esta memoria, confirmó el compromiso de la administración local y del gobierno de Baviera para que «la ideología que generó el horror de los campos de concentración no se vuelva a registrarse nunca más».
Reinhold Bocklet, vicepresidente del Parlamento de Baviera, explicó que el campo de concentración «representa el capítulo más oscuro de la historia alemana»; un lugar «terrible» que muestra «la dimensión de los crímenes que los nacional-socialistas cometieron».
«Pero la Unión Europea –sostuvo– testimonia la voluntad de los pueblos que la componen de poner lo que nos une por encima de lo que nos divide, de resolver los conflictos de modo pacífico y de defender y respetar con firmeza los derechos humanos».
En el transcurso de la visita al campo de concentración de Dachau, Casini precisó que el programa de eliminación de Hitler comenzó con la abolición de las personas con discapacidad a través de la eutanasia, niños con síndrome de Down y enfermos.
Por este motivo repitió que para defender la civilización erá necesario garantizar que no exista «nunca más la eutanasia».
Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Carmen Elena Villa
