Obispo de Nigeria: 'No dejarse llevar por el deseo de venganza'

Mons. Oliver Dashe Doeme visitó varias comunidades cristianas liberadas de la ocupación del grupo islamista Boko Haram. Celebró varias misas de reconciliación y desagravio

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«La venganza y la recompensa son cosa de Dios, no nuestra». El obispo de la diócesis nigeriana de Maiduguri, Mons. Oliver Dashe Doeme, viajó con este mensaje por varias comunidades del noreste de Nigeria durante la semana de Pascua. Así se desprende de un informe sobre la visita del prelado, al que ha tenido acceso Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), la Fundación Pontificia Internacional para cristianos perseguidos y que sufren. Mons. Dashe llamó a los fieles a no dejarse llevar por pensamientos de venganza, pues la venganza y la revancha llevan a un círculo vicioso de la violencia y la guerra. Recordó a los fieles los valores fundamentales de la fe cristiana: amar a nuestros enemigos y a quienes nos persiguen. Las heridas solo pueden comenzar a curarse –prosiguió el obispo nigeriano– si los fieles perdonan lo pasado y miran al futuro con gran esperanza y confianza.

El deseo de los fieles de rezar y confesarse era grande. En algunas comunidades, el obispo y los sacerdotes que le acompañaban estuvieron administrando el sacramento del perdón durante más de tres horas, relata la Fundación en su página web.

Después de que un comando del ejército nigeriano, junto a tropas de Chad y Camerún, reconquistaron durante las pasadas semanas algunas poblaciones nigerianas ocupadas por el grupo terrorista islamista Boko Haram, han regresado a sus casas los primeros refugiados. La mayor parte de los fieles había huido al vecino Camerún. Sus sufrimientos son grandes: muchos han muerto y otros muchos siguen huyendo. Sus casas han sido expoliadas, sus iglesias han sido incendiadas. Hay padres que no han encontrado aún a sus hijos. Las personas de edad avanzada que no pudieron huir, fueron asesinadas por los terroristas porque se negaron a abjurar de su fe. Los fieles que han regresado tienen que comenzar su vida de nuevo. En varias misas de reconciliación y desagravio, Mons. Dashe les animó a seguir firmes en la fe, a pesar de todas las miserias que han vivido. Les llamó a seguir el ejemplo de Cristo y perdonar a los terroristas sus tropelías y su odio.

Los obispos nigerianos recibieron el apoyo del papa Francisco. Hace unas semanas hizo un llamamiento para que no se dejaran intimidar por el terror de Boko Haram. Los cristianos y los musulmanes sufren por igual el extremismo religioso en este país africano, dice el Santo Padre en una carta enviada a la Conferencia Episcopal nigeriana. En ella, el Pontífice expone que los fundamentalistas dicen ser religiosos, «pero abusan de la religión para convertirla en una ideología que se doblegue a sus intereses de opresión y muerte». El Papa mencionaba también que reza todos los días por Nigeria. 

Por último, Francisco expresaba su agradecimiento a los obispos, sacerdotes y religiosos por su empeño. Les escribía que hay que rechazar cualquier forma de violencia. «¡No os canséis de hacer el bien!», exhortaba.

Con sus 168 millones de habitantes, aproximadamente, Nigeria está considerado el país de mayor población de África. Casi el 50 por ciento de la población es musulmana; la otra mitad, son cristianos. Al norte de país, el 80 por ciento es musulmán; al sureste predominan los cristianos. En los tres estados del noreste, el grupo terrorista islamista está llevando a cabo, desde 2009, una campaña sangrienta para instalar un estado teocrático islámico. En esta región se encuentra situada la diócesis de Maiduguri, que comprende los estados federados de Yobe y Born, así como la parte septentrional del estado de Adamawa.

En esta diócesis, la de mayor extensión de Nigeria, la situación es muy precaria: desde comienzos de las luchas han sido asesinados aproximadamente cinco mil de los 125 mil católicos de la diócesis, según se desprende de las cifras actuales de la diócesis. Además, han sido desplazadas 100 mil personas –entre ellas, 26 de los 46 sacerdotes de la diócesis, más de 200 catequistas y 30 religiosas–. De los cuarenta centros comunitarios, 22 están ocupados por los terroristas. Más de 350 iglesias han quedado reducidas a ruinas; tres de las cuatro escuelas católicas han sido cerradas.

Fuente: AIN. (IDV) (HSM)

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ZENIT Staff

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