Obispo exige que cesen los bombardeos en Sri Lanka

Tras realizar una operación humanitaria secreta

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ROMA, lunes 19 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Un Obispo del norte de Sri Lanka, a su regreso de una acción humanitaria realizada en secreto para ayudar a la población atrapada en la zona en conflicto, apela al presidente del país para que cesen los bombardeos contra civiles

Tras serle denegado el acceso al distrito septentrional de Vanni, donde se enfrentan las tropas gubernamentales y los rebeldes, el obispo de Jaffna, monseñor Thomas Savundaranayagam, se desplazó a la zona de incógnito para evaluar de primera mano la situación de los habitantes y tomar nota de sus necesidades.

En dicha visita, realizada el mes pasado, distribuyó la ayuda de emergencia de Ayuda a la Iglesia Necesitada, la asociación católica que apoya a cristianos perseguidos y necesitados. Su visita coincidió con la reanudación de las hostilidades después de que las fuerzas gubernamentales con base en Colombo lograran controlar Vanni tras la toma de las ciudades de Kilinochi y Parantan.

En un mensaje dirigido a AIS para informar acerca de la distribución de la ayuda, describe las estrecheces que atraviesa la multitud de desplazados que huyeron de poblados atrapados entre las líneas de fuego del Ejército y los rebeldes, los Tigres Tamiles.

Monseñor Savundaranayagam, cuya diócesis abarca el norte de Sri Lanka (incluida la Península de Jaffna), señaló también que los sacerdotes y religiosas de Vanni están conviviendo con laicos en pequeñas cabañas, y que el clero está distribuyendo los auxilios de Ayuda a la Iglesia Necesitada y haciendo todo lo humanamente posible para asistir a la población.

A raíz de este viaje, el obispo lanzó un urgente llamamiento al presidente esrilanqués, Mahinda Rajapakse, rogando protección para los civiles. En su carta al presidente describía cómo «el constante bombardeo terrestre y aéreo del Ejército ceilandés […] se está cobrando vidas y heridos entre los civiles».

Monseñor Savundaranayagam rogaba al Gobierno que desistiera de atacar iglesias y templos en los que se habían refugiado civiles buscando protección.

En su carta explicaba al presidente Rajapakse: «Las iglesias y los templos han sido tradicionalmente lugares de refugio en momentos de peligro. Por ello, suplico al Gobierno que deje de lanzar bombas de mortero sobre los lugares de culto y que ponga fin al bombardeo aéreo de emplazamientos civiles».

Además, recalcaba la obligación del Gobierno de abrir un corredor seguro para facilitar la huida de la población civil de los lugares que son blanco de los proyectiles.

El obispo también ha criticado a los rebeldes por no facilitarle a la población civil una vía de escape segura.

En una entrevista con AIS, concedida desde Jaffna el pasado martes (13 de enero), el Obispo explica que, pese a sus ruegos, el Gobierno no ha cesado de lanzar bombas. Lamentando el constante aumento de víctimas mortales civiles causadas por los bombardeos indiscriminados, ha dicho: «Resulta difícil diferenciar entre civiles y rebeldes a 20.000 pies de altura». Según ha señalado, pese a la carta dirigida al presidente, «no se toman medidas, y mientras el Gobierno insiste en que hay que liberar la zona […] la gente continúa sufriendo».

Los desplazados y la población civil local se han refugiado a lo largo de la carretera que une Parantan con Mullaittivu (A35), concentrándose principalmente entre Dharmapuram y Puthukudiyiruppu. Mons. Savundaranayagam ha informado de que el Gobierno ha enviado víveres y medicamentos para los civiles a través de Cruz Roja, precisando también que muchos hospitales han sido trasladados y que la asistencia médica se realiza en lugares precarios.

El Obispo se ha mostrado extremadamente crítico con el conflicto armado, y ha asegurado: «Una solución militar nunca aportará una solución duradera a este problema».

En 2006 el Gobierno puso fin a la tregua firmada en 2002 con la promesa de una victoria que pondría fin a un conflicto que dura ya 26 años y que se ha cobrado al menos 70.000 víctimas mortales. A finales del año pasado, el intento de los Tigres Tamiles de asegurarse un territorio propio se vio amenazado cuando el Ejército los forzó a replegarse al extremo norte del país.

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ZENIT Staff

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