Obispo iraquí constata la necesidad de ayuda exterior para reconstruir el país

Declaraciones de monseñor Rabban Al-Qas, obispo caldeo de Amadiyah

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 diciembre 2003 (ZENIT.org).- «Irak necesita ayuda del exterior para renacer», advierte martes monseñor Rabban Al-Qas, obispo caldeo de la diócesis de Amadiyah, al norte de Irak –cerca de la frontera con Turquía, en el Kurdistán iraquí–.

Durante la dictadura de Sadam Husein, esta zona fue objeto de incursiones militares, expropiaciones de terrenos y desplazamientos forzosos de la población cristiana y suní.

Actualmente, «al menos el 80% de la población iraquí percibe a las tropas de la coalición como a liberadores», reconoció el martes en una entrevista concedida a AsiaNews.it.

Presente en el Vaticano junto a otros prelados para elegir al futuro patriarca de Babilonia de los Caldeos (Cf. Zenit, 29 octubre 2003), monseñor Rabban Al-Qas –de 57 años– afirmó que «la situación es mejor ahora que en los últimos años del antiguo régimen».

«Tenemos electricidad las veinticuatro horas del día, los alimentos se encuentran con mayor facilidad, la gente reanuda los trabajos en el campo, los hospitales funcionan, hay clínicas privadas y incluso medicinas. Puedo afirmar que la vida es mejor que antes», describió.

De cualquier forma, monseñor Rabban Al-Qas confía en que la coalición ayude a Irak a construir una democracia laica, única posibilidad de libertad para los cristianos y los musulmanes.

Sobre la situación de los cristianos en Irak, el prelado recuerda que dos meses atrás, en Mosul, se lanzaron misiles contra la casa de las religiosas dominicas. «Ha habido amenazas de muerte contra los cristianos; muchos fieles han huido de Basora», confirma.

«El movimiento integrista musulmán hoy es más libre –constata–. En la época de Sadam Husein actuaban a escondidas: enviaban anónimos llenos de amenazas en los que nos invitaban, hasta a los prelados y sacerdotes, a convertirnos al Islam. Hoy estos fanáticos resurgen con mayor libertad».

«Hay que decir –apunta– que también bajo Sadam Husein existía una persecución velada: estaba prohibido poner nombres no árabes a los hijos, y si éstos eran de matrimonios mixtos, eran registrados como musulmanes. Esta ley existe aún».

«En el Consejo de Gobierno Provisional iraquí hay dos representantes cristianos: Yonada Kanna, un ex ministro que ahora representa al movimiento cristiano en el gobierno provisional en Bagdad, y Bahnan Al Basi, que es cuñado de un obispo nuestro. En el Kurdistán iraquí es cristiano el ministro de Finanzas, Sarkis Aghagian», explica monseñor Rabban.

En cuanto al papel de los cristinos en Irak, «nuestra misión –subraya el prelado– es siempre testimoniar la enseñanza recibida de Jesucristo. Alzar la voz contra las injusticias, denunciarlas, defender y proteger a los débiles, valorar y hacer respetar los derechos humanaos para todos, no sólo para los cristianos».

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ZENIT Staff

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