BAGDAD, viernes, 24 febrero 2006 (ZENIT.org).- Monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar del patriarcado caldeo de Bagdad, ha pedido que no se infravalore el riesgo de guerra civil tras el atentado que ha destruido la mezquita chií de Ali al Hadi, en Samarra.
«Son atentados contra Dios, contra la civilización y el hombre, y contra todo Irak. Se trata de sucesos verdaderamente dramáticos», afirma el prelado en declaraciones distribuidas este viernes por el servicio de información de la Conferencia Episcopal Italiana (SIR).
Aunque las cifras son confusas porque el gobierno no está ofreciendo cálculos globales, se calcula que hay cerca de 200 muertos en las últimas 48 horas, después de que el ataque contra un mausoleo chií en Samarra provocase una ola de violencia sectaria entre chiíes y suníes.
«Esa mezquita, al igual que otras, son monumentos preciosos, son un tesoro para Irak. Basta pensar que por sus riquezas históricas y culturales Irak podría vivir sólo de turismo. Quien ha cometido esta infamia desprecia a Irak y a su pueblo. Demuestra que no tiene respeto ni de Dios, ni del ser humano, ni de la civilización», añade.
Según monseñor Warduni «el objetivo es claro: diseminar división y odio y obstaculizar el progreso de la nación».
«No estamos todavía en guerra civil, pero cuando se asiste a estas matanzas no hay que infravalorar este riesgo», advierte.
«Los líderes religiosos, cristianos y musulmanes, han hecho llamamientos para que triunfe la razón y la calma. Yo digo hoy: «bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra». Es necesario ser mansos y pacientes y hacer todo lo posible para sembrar la unidad del pueblo iraquí», concluye el prelado.
