Obispo vasco se ofrece como instrumento de reconciliación

Monseñor Munilla celebra el fin de la actividad armada de ETA

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SAN SEBASTIÁN, lunes 24 octubre 2011 (ZENIT.org).- El obispo de San Sebastián José Ignacio Munilla hizo pública una carta este domingo para ser leída en todas las parroquias, monasterios, santuarios y comunidades de la diócesis, donde se celebrara la eucaristía dominical, con el título “Cristo es nuestra paz”. La carta es una respuesta desde la Iglesia guipuzcoana a la declaración que hizo pública la banda terrorista ETA este 20 de octubre, en la que anunciaba el fin de la actividad armada.

“Hoy, Día del Señor –inicia la carta–, celebramos la Eucaristía en un contexto inmediato muy concreto, después de que la organización terrorista ETA ha hecho pública la decisión de ‘cese definitivo de su actividad armada’. La eucaristía es ‘acción de gracias’, y hoy agradecemos a Dios poder ver más cerca la ineludible y urgente disolución de ETA”.

“En esta Eucaristía –añade–, queremos recordar de forma especial a cada una de las víctimas del terrorismo. Seguimos estando unidos a las familias que sufren, a veces en el silencio de la soledad, la injusta ausencia de sus seres queridos, que son los nuestros. La comprensible ilusión social generada por la noticia del cese de la violencia terrorista, no puede acallar el dolor de las víctimas, que no ha cesado”.

Monseñor Munilla da las gracias “a quienes, desde la primera acción terrorista, y de forma desinteresada, se han comprometido públicamente contra la violencia y han trabajado por la paz, a título individual, en asociaciones eclesiales y civiles, en los partidos políticos, en la judicatura, en los medios de comunicación social, en las fuerzas de seguridad…”.

El trabajo que se presenta a partir de este momento, subraya el obispo vasco, “sigue siendo grande”. “Como Iglesia del Señor, queremos ofrecernos a Dios y, con su ayuda, a la sociedad, como instrumentos de reconciliación, para que las heridas abiertas puedan llegar a sanarse. Haciendo nuestra la oración de San Francisco de Asís, le pedimos a Dios en esta Eucaristía: ‘Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz’”.

“Esta tarea de pacificación y reconciliación –concluye la misiva episcopal- debe comenzar desde el interior de nuestros corazones, de forma que cada uno de nosotros completemos el camino de nuestra conversión personal, acogiendo a Cristo como aquel que ha derribado los muros que nos separan y haciendo posible una sociedad donde el vínculo de la caridad no sea una utopía y donde la verdad sea buscada en libertad y aceptada con humildad. Los cristianos estamos implicados personalmente y como Iglesia en esta tarea y ponemos al servicio de todos nuestra fe”.

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ZENIT Staff

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