Obispos de Chad piden a las autoridades salvar al país de un «drama previsible»

En una declaración al término de su asamblea

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N’DJAMENA, miércoles, 5 mayo 2004 (ZENIT.org).- Una corrupción que «gangrena todas las instituciones del Estado», un «recrudecimiento de las masacres contra la población» y un clima social «cada vez más malsano» forman un panorama ante el cual los obispos de Chad han dado la voz de alarma pidiendo la reacción de las autoridades.

En un mensaje al término de la asamblea de la Conferencia Episcopal en Moundou, difundido el lunes en la prensa, los prelados católicos del país africano constatan: «Desde hace tiempo observamos una degradación creciente de las condiciones socio-políticas en Chad, agravadas por las tensiones que recorren el país y las regiones circundantes».

Las relaciones con la conflictiva República Centroafricana y la inseguridad que reina al otro lado de la frontera con Sudán –en la región occidental sudanesa de Darfur, escenario desde hace más de un año de un intenso conflicto interno entre rebeldes y gobierno— preocupan a los obispos.

«La llegada masiva de prófugos sudaneses a nuestro territorio» –según la ONU cerca de 130 mil han atravesado la frontera en los últimos 12 meses– «y la inestabilidad que se registra a lo largo de otras zonas de las fronteras nacionales» podrían acarrear consecuencias «capaces de embestir toda la región centroafricana», escriben los prelados.

Pero donde ponen el énfasis es en la situación interna de Chad, donde la corrupción «gangrena todas las instituciones del Estado, graves carencias afectan los servicios públicos y los salarios tardan con frecuencia en llegar».

Los prelados se preguntan si ante esta perspectiva se está en «el momento oportuno para proceder» a una revisión de la Constitución, haciendo referencia a la intención del grupo parlamentario del gobierno de presentar una enmienda al texto constitucional respecto al número de mandatos consecutivos de un presidente.

Una modificación así permitiría al actual presidente de Chad, Idriss Deby, en el gobierno desde 1990 y ya reelegido dos veces, presentarse nuevamente en 2006 a las elecciones.

«Si bien el presidente de la República y la Asamblea Nacional –dice el texto del que «Misna» se ha hecho eco— tienen derecho, es cierto, a proponer una modificación de la Constitución, tienen también la grave responsabilidad de hacer comprender los motivos».

«Mientras nos comprometemos, como Iglesia, a socorrer a los refugiados (de Sudán) en el este de nuestro país –afirman los obispos de Chad–, queremos al mismo tiempo asumir la responsabilidad de que la estabilidad y la paz interna estén aseguradas en el resto del país».

En el este y en el sur, por ejemplo, los prelados censuran el recrudecimiento de «masacres contra la población». La creciente presión de los ganaderos contra la población sedentaria –dice el texto– «inquieta y crea entre estos últimos temor, desconfianza y rechazo del otro».

Todas estas circunstancias llevan a los obispos a lanzar un llamamiento «a todos los responsables y a los líderes políticos» para que «abandonen los propios intereses de parte y se comprometan con decisión en la vía del diálogo, a fin de salvar al país de un drama previsible».

El pueblo de Chad «les estará agradecido», concluyen.

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ZENIT Staff

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