CIUDAD DEL VATICANO, 3 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recibió este jueves a nueve obispos de Chile que están realizando en estos momentos su quinquenal visita «ad Limina Apostolorum» al Papa y a la Curia romana.
El cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago, al viajar a Roma ha pedido en un mensaje dirigido a los fieles de su arquidiócesis que durante este tiempo lo acompañen con la oración «para así ejercer mejor su servicio episcopal, siendo cada día verdaderos pastores según el corazón de Cristo, que en comunión con el Santo Padre anuncian el Evangelio para la esperanza del mundo».
El arzobispo de Santiago destaca que esta visita, que se realiza cada cinco años, es una manifestación del profundo espíritu de comunión que une a los obispos con el Santo Padre, y tiene por finalidad dar cuenta de la labor pastoral realizada en cada diócesis y de los desafíos pendientes para el futuro inmediato.
Los obispos han comenzado su misión en la ciudad de San Francisco de Asís, con un retiro espiritual dirigido por el padre carmelita Jesús Castellanos, revelaba el mismo purpurado, «con la finalidad de prepararnos espiritualmente para este acontecimiento tan relevante para nuestra Iglesia».
Explica que los prelados acompañarán al Papa «en otros actos importantes, como es el día 6 de octubre en la canonización del beato Josemaría Escrivá de Balaguer».
Durante su permanencia en Roma, según señala el mensaje, los obispos sostendrán diversos encuentros con el Santo Padre y en más de una ocasión concelebrarán la misa presididos por él.
Además, tendrán reuniones de trabajo con los encargados de los distintos Dicasterios (ministerios con los que cuenta el Papa para dirigir la Iglesia Universal). Así, por ejemplo, se entrevistarán con los cardenales que están a cargo de la Secretaría de Estado, y de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe, para los Obispos, para los Religiosos, para el Culto Divino y para la Educación, entre otras.
«Serán días de recogimiento, de reflexión y oración. En ellos entablaremos un diálogo enriquecedor con la Iglesia universal, y recibiremos con gratitud las orientaciones que el Santo Padre quiera darnos en el nombre del Buen Pastor», reconoce el cardenal Errázuriz.
«Así podremos servir mejor a Jesucristo, de modo que todos vayamos a su encuentro, y Él siga siendo el camino hacia la conversión, la comunión y la solidaridad», concluye el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.
