Obispos de México y EEUU: El comercio no debe perder de vista a la persona

Constatan efectos negativos del comercio libre en el medio agropecuario

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CIUDAD DE MÉXICO, 9 octubre 2003 (ZENIT.org).- La búsqueda de un modelo de desarrollo que ponga su mirada en el ser humano puede dar respuesta al impacto negativo que el intercambio comercial en materia agropecuaria entre Estados Unidos y México tiene en los pequeños productores, constataron obispos de ambos países.

Es una de las conclusiones de la reciente reunión entre obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) y de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) con diversos representantes y especialistas del medio agropecuario.

El campo mexicano ha dejado sin empleo a 2 millones de trabajadores desde 1997 y más de 300 mil personas cruzan anualmente la frontera en busca de mejores oportunidades, subraya un comunicado de la CEPS difundido el martes pasado.

Es el contexto en el cual los obispos han querido analizar con académicos y productores agropecuarios el intercambio comercial entre México y Estados Unidos a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a fin de evaluar sus resultados a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.

Durante el encuentro, se presentó un balance de algunos de los efectos que en México ha tenido la aplicación del TLCAN, entre ellos «el desmoronamiento de la estructura productiva, el desplome del poder adquisitivo de los trabajadores –el salario mínimo actual representa el 22,9% del salario de hace 20 años–, la dolorosa situación del campo mexicano y el desplazamiento de la mano de obra, generando con ello migración tanto interna como externa».

Se constató además la asimetría entre ambas economías, circunstancia que no recoge el TLCAN: «Mientras en Estados Unidos y Canadá la población rural equivale al 5% de la población total, en nuestro país es del 25%».

México tiene tratados comerciales con 32 países, «pero su economía es poco competitiva y dedica el 25% de su Producto Interior Bruto (PIB) a las exportaciones y un mismo porcentaje a las importaciones, en comparación con el 8% y 10% que dedican Estados Unidos y Japón».

Por ello se concluyó que «el comercio exterior no puede ser la única base del futuro y se hace necesario restablecer la fortaleza del mercado interno».

Estudiosos estadounidenses reconocieron por su parte que el ingreso de las familias norteamericanas que vivían de los productos de la tierra «se ha erosionado», dado que los subsidios sólo les llegan en fracciones pequeñas y se dirigen principalmente a los grandes corporativos.

Es la razón por la que en la reunión se estableció la necesidad de trabajar conjuntamente con los trabajadores y hacer crecer la sensibilidad de los católicos sobre el tema.

El encuentro constató además la importancia de «establecer acciones comunes en la búsqueda de un modelo de desarrollo que ponga la mirada en el ser humano, así como compartir las experiencias que se están llevando a cabo en los dos países en materia de economía solidaria y comercio justo».

«Lo anterior presupone el fortalecimiento de redes de comunicación para establecer agendas comunes» así como «influir adecuadamente en la opinión pública para lograr una mayor conciencia sobre las desigualdades que acarrea el comercio libre, en materia agropecuaria, en los términos en que se está llevando a cabo actualmente».

Por parte de la USCCB estuvieron presentes en la cita monseñor Thomas Wenski, obispo de Orlando, Florida, del Comité de Migración; monseñor Gabino Zavala, obispo auxiliar de Los Angeles, California, del Comité de Política Doméstica y monseñor Curtis J, Guillory, SVD, obispo de Beaumont, Texas, del Consejo Directivo de «Catholic Relief Services» (CRS).

Por parte de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la CEM, estuvieron monseñor Sergio Obeso, arzobispo de Xalapa y presidente de la CEPS, así como los obispos vocales de la Comisión: monseñor Raúl Vera, obispo de Saltillo; monseñor Felipe Padilla, obispo de Tehuantepec y monseñor Carlos Talavera, obispo emérito de Coatzacoalcos.

La reunión contó con la participación de académicos especialistas en la materia de ambos países, asesores de la CEPS, USCCB y CRS, así como representantes de redes nacionales de pequeños productores agropecuarios.

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ZENIT Staff

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