Obispos de Perú: «La verdad y la reconciliación, compromiso de todos»

Declaración del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana

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LIMA, 22 agosto 2003 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración «La verdad y la reconciliación compromiso de todos» publicada este jueves por el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana.

LA VERDAD Y LA RECONCILIACIÓN:
COMPROMISO DE TODOS
«Cristo es nuestra paz… Él ha reconciliado a los dos pueblos con Dios en un solo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la enemistad» (Carta a los Efesios 2,14-16)

INTRODUCCIÓN
Hay una creciente expectativa en el Perú. El Sr. Presidente Constitucional de la República recibirá el Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación el Jueves 28 de Agosto. Queremos, como Pastores de la Iglesia, dirigirnos al País en este momento de nuestra historia.

I. ACTITUDES
1. En primer lugar invitamos a toda la Comunidad Nacional a acoger este Informe en un clima de serenidad, de paz y de respeto. Les convocamos a orar intensamente para que la verdad y la reconciliación lleguen definitivamente a nuestra Patria. El Perú quiere conocer la verdad, busca la justicia y anhela la reconciliación.

2. Deseamos que este Informe contribuya a establecer la verdad de los hechos dolorosos vividos en las dos décadas pasadas en nuestro País. La hondura de estos dolores debe ser conocida a fin de purificar la memoria colectiva de nuestra historia pasada; y esto requiere nuestro arrepentimiento y perdón.

II. CRITERIOS
3. La reconciliación sólo es posible conociendo la verdad. No debemos ocultarla ni exagerarla, ni disminuirla. Solamente, a partir de ese momento, cuando hayamos entendido a fondo lo que es sufrir y lo que es causar sufrimientos, brotará el arrepentimiento en unos y el perdón en todos.

4. Jesús ha venido a «quitar el pecado del mundo» (Juan 1,29). Dios es el primero en «amar a los enemigos» (Lucas 6,27-28), el primero en «perdonar setenta veces siete» (Mateo 18,22). Y somos todos los creyentes y personas de buena voluntad quienes tenemos que responder a la iniciativa reconciliadora de Dios, conforme nos enseñó Jesús: «perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

5. En estos años la Iglesia del Perú, con sus luces y sombras, ha presentado a Jesús que anuncia y revela, con sus gestos y palabras, la Buena Noticia de Dios como reconciliador: «…bendigan a los que les maldigan, oren por los que los maltratan» (Lucas 6,27). El país ha sido testigo de nuestro esfuerzo permanente en contra de la violencia, a favor de la reconciliación y de la convivencia pacífica entre todos los peruanos.

6. Reconciliación no es sinónimo de impunidad ni de ignorar las injusticias cometidas. Debemos «promover una reconciliación en la verdad, sabiendo bien que no son posibles ni la reconciliación, ni la unidad contra o fuera de la verdad» (Reconciliación y Penitencia, N° 7).

7. El Papa Juan Pablo II nos confía: «La convicción a la que he llegado… es que no se restablece completamente el orden quebrantado, si no es conjugando la justicia con el perdón. Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular del amor que es el perdón» (Jornada mundial de la Paz 2002, N° 2).

III. COMPROMISOS
8. Anhelamos que nunca más los peruanos nos veamos enfrentados por la nefasta insensatez de resolver los problemas sociales por el camino de la violencia y el terror. ¡Nunca más!

9. En medio de una sociedad convulsionada y conflictiva queremos, como Iglesia, anunciar una esperanza inconmovible e irrenunciable en la reconciliación definitiva entre todos los peruanos. Esta es la Buena Noticia que testificamos incansablemente frente a los que no creen en una sociedad más fraterna y reconciliada en la verdad (Apocalipsis 21,2-4).

10. Ha llegado el momento en que los peruanos asumamos un compromiso en orden a alcanzar la verdad y la reconciliación. Es hora de vivir como hermanos donde no haya ni vencedores ni vencidos sino actores y protagonistas de nuestro propio destino en paz y en justicia.

11. La deuda ética y moral contraída con la sociedad peruana debe ser compensada con un proyecto de justicia y de solidaridad. ¡Los pobres no pueden esperar más!

12. Nos comprometemos, como Iglesia, a recuperar la fe en el perdón como un valor humano y cristiano, una fuerza social capaz de poner en marcha una dinámica más regeneradora y liberadora que «el ojo por ojo y diente por diente». Nos esforzaremos en mostrar, con nuestro testimonio, que perdonar es siempre «vencer al mal con el bien» (Romanos 12,21).

13. Alentamos a todos a mirar con esperanza el futuro. Pedimos a Jesús, el «Señor de los Milagros» que nos ayude a asumir la verdad y la reconciliación como un compromiso que todos los peruanos compartimos. ¡Dios bendiga a nuestra Patria!

Lima, 21 de agosto del 2003

El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana

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ZENIT Staff

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