Obispos de Venezuela: «Quien asesina y secuestra, él mismo se ha excomulgado»

Repulsa por los últimos crímenes y llamamiento a las autoridades del país

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CARACAS, viernes, 7 abril 2006 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal venezolana ha condenado firmemente los secuestros y asesinatos que han convulsionado el país esta semana y ha pedido a las autoridades acabar con la impunidad.

La Comisión de Justicia y Paz, así como la de Familia e Infancia, del episcopado venezolano se pronunciaron el miércoles –en un comunicado bajo el título «Tengan nueva vida y revístanse del hombre nuevo» (Ef 4,23-24)– en concreto sobre la muerte de los hermanos Faddoul y de Miguel Rivas, hechos que «exigen no sólo un repudio y una condena de los mismos, sino también una toma de posición».

«Nadie es dueño de la vida de las personas. Por eso, además de proclamar el Evangelio de la vida, la Iglesia la defiende –explica el texto– haciendo ver que es el primero de los derechos humanos, del que nacen los otros derechos».

«La vida de todo ser humano debe ser respetada y amparada, para lo cual el Estado, con sus leyes y el ordenamiento jurídico, debe garantizar todo lo que la favorezca y proteja», subraya.

Los cuerpos sin vida de los hermanos John, Kevin y Jason Faddoul, de 17, 13 y 12 años respectivamente, y el de su chófer, Miguel Rivas, de 30, fueron encontrados cerca de Caracas el pasado martes con tiros en la nuca. El padre de los adolescentes es un comerciante libanés de nacionalidad canadiense que lleva más de dos décadas residiendo en Venezuela.

Habían pasado 40 días desde que, cuando se dirigían a la escuela, fueron secuestrados por hombres vestidos de policías, señala «Efe».

Añade que el miércoles fue asesinado el fotógrafo Jorge Aguirre por un desconocido en una motocicleta sin matrícula, tras fotografiar a estudiantes que protestaban por el crimen de los hermanos Faddoul y de su chófer.

A estos sucesos se ha sumado el secuestro y asesinato, el pasado 28 de marzo, en tierras venezolanas, del empresario italiano Filippo Sindoni, de 74 años.

Y el miércoles se produjo el secuestro de una comerciante de 32 años, María Fortuna Rodríguez Mata, y de sus dos hijas, de 3 y 8, en el estado de Monagas (al este del país), cuando las llevaba a la escuela esa mañana, informó el diario venezolano «El Universal».

«No podemos acostumbrarnos a la violencia ni a los ataques a la dignidad humana», dicen los prelados en su mensaje del miércoles –publicado en la web de la Conferencia Episcopal venezolana (www.cev.org.ve)–, invitando a «la sociedad civil, con todas sus instituciones», a «tomar conciencia de su preocupación por la vida».

«Condenamos todo acto contrario a la vida humana», expresan los obispos venezolanos tras los recientes crímenes.

«A la vez –añaden–, pedimos como ciudadanos y como creyentes en el Dios de la Vida, que los diversos organismos del Estado se preocupen por velar, atender y defender la vida de todos los ciudadanos sin excepción».

«Para ello, con los organismos de seguridad y las instituciones de los diversos poderes, se debe atender al clamor de la comunidad que pide seguridad y respeto por la vida de todos –dicen los responsables de las comisiones episcopales firmantes–. De igual manera, que se aligeren las investigaciones para conseguir y sancionar a los responsables de los secuestros y asesinatos».

Y es que «la impunidad en estos hechos sugeriría una promoción de la violencia», advierten.

A cuantos «de dedican al comercio de muerte con los secuestros y asesinatos» piden «que depongan su actitud y su conducta» y se conviertan «de todo corazón», pues «quien asesina, secuestra e irrespeta la vida, él mismo se ha excomulgado, pues ha roto la amistad con Dios y la unidad con los hermanos».

El llamamiento de los prelados se extiende a todos los venezolanos, a quienes piden que «asuman el compromiso de ser el pueblo de la vida y para la vida» y que oren por los que han muerto «como consecuencia de la violencia que vive el país».

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación