Obispos mexicanos comentan el Sínodo

Informan a los sacerdotes del Colegio Pontificio Mexicano

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 octubre 2005 (ZENIT.org).- Cuatro obispos mexicanos presentes en el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía compartieron sus impresiones con los miembros del Pontificio Colegio Mexicano el pasado sábado por la tarde.

Cada uno de los prelados ilustró un aspecto del debate sinodal. Así, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo de León y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, presentó lo que es un Sínodo insistiendo que «los obispos son parte del Colegio Episcopal del cual la cabeza es el Santo Padre».

Y señaló la diferencia que hay entre un Consejo Ecuménico y un Sínodo: «el Consejo Ecuménico es una enseñanza para la Iglesia, el Sínodo tiene una dimensión sólo de consejo, que presenta al Papa proposiciones, el cuál las recibe y el toma las que considere oportunas y después se emana un documento».

El presidente del episcopado mexicano explicó que «los obispos participantes son elegidos por las
Conferencias Episcopales o elegidos por el mismo Papa». Las conferencias episcopales que tienen veinticinco obispos envían a un representante, las que tienen más de cien a cuatro y las que tienen menos de veinticinco mandan a uno –«y no a medio obispo» dijo bromeando–.

Monseñor Miguel Ángel Alba, obispo de La Paz, presentó las dinámicas del Sínodo subrayando que «el Papa consulta los obispos para determinar el tema, en este caso el Papa Juan Pablo II escogió
el tema de la Eucaristía».

Después, «se envía a las Conferencias Episcopales los «Lineamenta» preparados por la Secretaría General del Sínodo, con cuestionarios largos».

Más tarde «se elabora el documento «Istrumentum Laboris» [documento de trabajo, ndr.], mandado a los obispos que participarán al Sínodo para que cada obispo pueda arrojar luz sobre la problemática de la situación», aclaró.

«Algunos obispos criticaron el «Instrumentum Laboris», diciendo que era muy negativo», reveló monseñor Alba, explicando que para algunos padres sinodales en este documento «se veían sólo las sombras y se acentuaban poco las luces».

Entre las constataciones realizadas, aclaró, se ha visto que «antes era poca la gente que comulgaba, ahora comulgan todos aún los indignos». Monseñor Alba invitó a los presentes a «esforzarse por recuperar lo sagrado de los ritos litúrgicos y a vivir la reforma conciliar en una forma reflexionada y mejor asimilada».

Por otra parte, monseñor Juan Manuel Manzilla, obispo de Texcoco, invitó a tener presente que «la Eucaristía es alimento» y la presentó como el «camino que nos lleva a Jesús camino y vida». «Debemos crear comunidades eucarísticas», sugirió.

Finalmente, el obispo auxiliar de Guadalajara, monseñor José Trinidad, presentó los frutos del Sínodo en «una formación eucarística», particularmente «en el arte de celebrar la Eucaristía».

Aquí mencionó que «en el Sínodo se ha discutido el momento adecuado para el saludo de la paz» y explicó que «un obispo propuso un “ayuno eucarístico”: que cinco días se celebrara la misa y los otros dos se dedicaran a las confesiones, aunque no se aceptó su propuesta».

El encuentro finalizó con una Eucaristía y una cena.

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ZENIT Staff

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