Observador vaticano ante la ONU confirma que Darfur (Sudán) puede acabar en genocidio

Declaraciones del arzobispo Silvano Tomasi

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

LORETO, martes, 27 julio 2004 (ZENIT.org).- El arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, ha manifestado su temor de que el conflicto que convulsiona en estos momentos la región de Darfur, al oeste de Sudán, pueda desembocar en un genocidio.

De todas formas «Darfur no es la única, ni desgraciadamente será tampoco la última, de las crisis africanas», reconoció el lunes a la agencia misionera «Misna» en el marco del VII Meeting Internacional sobre Migraciones (MIM) que se celebra en Loreto (Italia).

«Por cuanto se alcanza a entender de los datos de las Naciones unidas y de los informes del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, el conflicto en Darfur se ha originado por la voluntad de grupos de milicianos árabes de controlar el territorio y arrebatar sus recursos a la población local negra, esto es, nilótica», explicó.

El prelado recordó que las partes en conflicto son de religión musulmana, si bien las poblaciones locales de Darfur, a diferencia de los milicianos árabes, siguen un islam fuertemente influenciado por tradiciones animistas africanas.

«El problema, por lo tanto, se puede definir en términos de racismo y de dominio por controlar los recursos –prosiguió monseñor Tomasi–; no tiene un componente religioso como la guerra que ha durado más de veinte años entre el sur cristiano y animista y el norte islámico».

Desde febrero de 2003 dos grupos rebeldes nacidos como fuerzas de autodefensa populares –el «Movimiento para la Justicia y la Igualdad» (JEM) y el «Ejército-Movimiento de liberación de Sudán» (SLA-M)– se han alzado en armas contra el gobierno de Jartum, acusado de abandonar Darfur porque su población es mayoritariamente negra y de financiar a las milicias «Janjaweed» –salteadores árabes activos en la región occidental de Sudán–, que desde hace años siembran muerte y destrucción.

Desde entonces, los combates han causado más de un millón de desplazados internos, casi 160 mil prófugos en el limítrofe Chad y entre 10 mil y 30 mil muertos.

«El peligro es que el conflicto, ya grave, desemboque en un genocidio», alertó el arzobispo Tomasi compartiendo las preocupaciones en otras ocasiones expresadas por el secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan.

«También el Congreso de los Estados Unidos –aclaró a “Fides”— ha aprobado por unanimidad una resolución sobre Darfur en la que usa la palabra “genocidio”, esto es, la destrucción de un grupo étnico por parte de otro con la complicidad o incapacidad de control del gobierno central»

«La situación es extremadamente difícil», reconoció el prelado. «Kofi Annan está intentando impulsar a la comunidad internacional para que intervenga de alguna forma. Pero la Unión Africana, que ha mandado a Darfur a sus observadores e intenta hacer dialogar a las partes en conflicto, tiene en cambio cierta reticencia, sobre todo los países islámicos, a actuar de forma directa en las cuestiones internas de una nación que forma parte de su agrupación. Esto paraliza los mecanismos internacionales de intervención», subrayó.

«La comunidad internacional debe seguir manteniendo alta la atención sobre Darfur: de otra forma se convertirá en una de las muchas guerras africanas olvidadas y si resolver», advirtió el prelado.

Preocupado por la catástrofe humanitaria que tiene lugar en Darfur y deseando mostrar su cercanía y solidaridad espiritual y material con la población, Juan Pablo II envió el jueves pasado a la región occidental de Sudán como representante especial al arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum».

El dicasterio, encargado de promover y organizar la obra asistencial de la Iglesia católica, ya ha enviado ayuda financiera a Darfur en nombre del Papa a través del Alto Comisionado para los Refugiados.

Al enviar al prelado, el Papa exigió a la comunidad internacional y al gobierno de Sudán intensificar los esfuerzos para llegar a una solución justa en el conflicto de Darfur evitando así una catástrofe humanitaria. Al mismo tiempo pidió una movilización de la Iglesia y del mundo para paliar las terribles condiciones que atraviesan las poblaciones de esa región.

El domingo pasado, antes de rezar el Ángelus con los peregrinos reunidos en Castel Gandolfo, el Santo Padre renovó su llamamiento para que se detengan los conflictos que en este momento desangran África, especialmente en Uganda y Darfur (Sudán).

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación