Ofuscado por desinformación un éxito terapéutico con células madre adultas

Expertos denuncian el sesgo informativo en la curación de un niño talasémico en Italia

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ROMA, lunes, 13 septiembre 2004 (ZENIT.org).- El extraordinario éxito científico de la curación de un niño beta-talasémico en Italia gracias a células madre (o estaminales) «adultas» ha quedado empañado por una campaña de desinformación con fines políticos, denuncian expertos.

El pasado 6 de septiembre un equipo conjunto del Policlínico San Mateo de Pavía y del Policlínico de Milán anunciaron el éxito de un transplante de células estaminales hematopoyéticas extraídas del cordón umbilical de dos gemelas de cuatro meses a su hermano, de cinco años y afectado de beta-talasemia.

Al «gran éxito de la medicina y de la biología celular en la terapia con células estaminales de adulto» –reconocido por la prensa–, se añade la circunstancia de que las gemelas habían nacido por fecundación «in vitro» y sucesiva selección embrional llevada a cabo en Turquía.

Sin embargo, como explica a Zenit la doctora Claudia Navarini, profesora en la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma, una «técnica clásica de la desinformación» ha desplazado la auténtica «noticia».

El «enésimo éxito terapéutico de la medicina regenerativa a través de las células estaminales embrionales» se ha convertido en una «no noticia» «magnificando los “beneficios” del diagnóstico genético prenatal y de la selección de los embriones desencadenado un debate manipulado sobre el modo en que habían sido obtenidas las gemelas “sanas y compatibles”».

Así, se ha desatado en Italia –constata la especialista– una «nueva oleada de propaganda a favor de un referéndum para abrogar la «Ley 40» sobre la procreación médicamente asistida que prohíbe este procedimiento», la selección y eliminación de embriones, y que además «prohíbe la investigación en células estaminales embrionales».

El propio profesor Franco Locatelli, director de la sección de Oncohematología del San Mateo de Pavía –que ha llevado a cabo la intervención el pasado 12 de agosto– afirmó: «Respecto al resultado del trasplante, el hecho de que la señora se haya dirigido a la inseminación artificial no tiene ninguna influencia» (Cf. «Il Corriere della Sera», 8 septiembre 2004).

La beta-talasemia –enfermedad hereditaria de la sangre– «es tratada desde hace tiempo, a veces en forma resolutiva, con el trasplante de médula» procedente en general de un «donante vivo consanguíneo para disminuir las probabilidades de rechazo», explica la doctora Navarini.

Junto a tal técnica «se va situando» el trasplante de células estaminales, «en particular de las extraídas de cordón umbilical, capaces de reparar la sangre enferma del talasémico devolviéndole la capacidad de producir glóbulos rojos normales», para lo cual es necesario que exista «compatibilidad entre donante y receptor, verificable a través del análisis del sistema HLA (Human Leukocyte Antigens), idéntico en el 25% de los casos en parientes cercanos como hermanos o padres, pero posible de hallar también en no consanguíneos», precisa.

«El caso de Pavía –explica la doctora Navarini– se suma a una reconfortante cifra de intervenciones obtenidas con remisión completa de enfermedades como la talasemia o la leucemia en las que se han utilizado células estaminales de individuos genéticamente emparentados con el paciente talasémico» –hermanos mayores o menores, padres u otros parientes–, «o bien estaminales cordonales y placentarias de hermanos en estadio fetal o neonatal o incluso –raramente– estaminales procedentes de bancos de cordón umbilical».

Esta «posibilidad de encontrar entre muchas unidades de cordones umbilicales crioconservados aquel o aquellos de características compatibles con las de la sangre enferma, si bien genéticamente no afines, ha llevado a varios países a establecer “bancos” similares», recuerda la especialista.

Lo que hace «meritorio» el trasplante de Pavía –prosigue– «ha sido la potenciación de las células estaminales de uno de los dos cordones, el que resultaba más “pobre”, y que por ello fue enviado desde Pavía a la “cell factory” del Policlínico de Milán», de forma que «en quince días las células estaminales se multiplicaron 60 veces, marcando así un hito en el desarrollo de la medicina regenerativa y abriendo alentadoras perspectivas para el tratamiento de muchos talasémicos, también adultos».

Y es que «el problema principal de la terapia con las células estaminales» «reside en su número exiguo, en comparación con las ingentes cantidades de las que hay que disponer para un trasplante eficaz», revela.

De ahí que «con el procedimiento realizado por los médicos de Milán y Pavía» «será posible expandir en laboratorio la preciosa “materia prima”, expandiendo por lo tanto también las posibilidades de aplicación», subraya.

Así que «para celebrar esta victoria –incide la doctora Navarini– no hace falta molestar a las células estaminales embrionales» –«propias del embrión en las primeras fases de su desarrollo y no del cordón umbilical»–, cuya obtención es «siempre mortal para el embrión mismo».

En cualquier caso, la especialista subraya el hecho de que «el éxito de la intervención no depende del modo en que los cordones umbilicales que han curado al pequeño talasémico han sido obtenidos, contrariamente a las engañosas e insistentes palabras de orden mediático» las cuales por un lado afirmaron que «gracias al diagnóstico pre-implantación, prohibido en Italia, ha sido posible salvar una vida», y por otro apuntaron que «según la ley italiana las gemelas sanas no habrían nacido y el hermano enfermo habría sido condenado a muerte».

«El mismo resultado se habría podido tener con una concepción natural» –alerta la doctora Navarini– dado que «para dos padres portadores sanos de talasemia la probabilidad de traer al mundo un hijo enfermo es del 25%», si bien «falsamente» se ha dicho que la probabilidad de generar un niños sano «es de una sobre cinco».

«Los riesgos de generar otro niño talasémico habrían existido indudablemente, como los de generar un hijo sano pero no compatible con el primero, pero, y éste es el punto verdaderamente crucial, son los mismos riesgos que corren los que recurren a la probeta», puntualiza.

«La diferencia –reconoce– es que es más “fácil e indoloro” (¡para los adultos!) eliminar embriones extracorpóreos que fetos en el útero materno, o niños ya nacidos…».

Lo cierto es que «el proceso de fecundación “in vitro” al que se sometieron en Turquía los dos padres dio origen a doce embriones –informa la doctora Navarini–, tres de los cuales fueron implantados –uno fue abortado espontáneamente–, mientras que los otros nueve fueron “descartados”», o sea, «matados» «sólo porque estaban enfermos o tal vez sanos pero no compatibles».

El resultado es que «el intento de salvar a un hijo ha requerido la muerte de otros diez, culpables sólo de no tener las características deseadas», cuando «la fecundación “in vitro” y las selección embrional no son las únicas posibilidades para quien quiere curar a un hijo talasémico», concluye.

Por su parte, en declaraciones a Zenit, el doctor Giuseppe Noia –ginecólo-obstetra del Policlínico Gemelli y profesor de medicina pre-natal en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma– ha criticado igualmente el hecho de que los medios «utilizaron el éxito no en referencia al uso de células estaminales adultas, sino con relación a la derivación de éstas últimas de los cordones umbilicales de dos niñas seleccionadas con el diagnóstico pre-implantación. Y todo para afirmar que con la actual ley la selección pre-implantación no se puede realizar».

«El evento científico sobre el que hay que reflexionar
es que de las células estaminales adultas del cordón umbilical de estas dos hermanitas se han extraído células adultas que han curado al hermano enfermo», y el uso de las «células estaminales adultas es exactamente el aconsejado por la Iglesia católica», recordó en declaraciones a Zenit el padre Ramón Lucas Lucas, miembro de la Academia Pontificia para la Vida.

El sacerdote, también profesor de Antropología Filosófica en la Pontificia Universidad Gregoriana, reflexionando sobre las dos gemelas nacidas «mientas otros nueve óvulos fueron eliminados», puso en guardia finalmente frente a «este tipo de práctica», que «favorece una mentalidad selectiva de discriminación entre los hombres, esto es, eugenésica».

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ZENIT Staff

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