Oración del Papa por cristianos víctimas de violencia de grupos drusos en Galilea occidental

La mayoría de los cristianos de Maghar, ante la inacción de la autoridad israelí, tuvo que huir

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MAGHAR, lunes, 21 febrero 2005 (ZENIT.org).- De la oración y solidaridad de Juan Pablo II hacia los cristianos de Maghar (Galilea occidental) se hizo portavoz el nuncio apostólico en Israel, monseñor Pietro Sambi, durante la Eucaristía celebrada el domingo en la iglesia local grego-católico-melquita de San Jorge, tras los ataques que esta comunidad, indefensa, sufrió recientemente por parte de algunos grupos drusos.

Junto al representante papal, participaron en la Eucaristía el patriarca latino de Jerusalén –Su Beatitud Michel Sabbah–, obispos maronitas, melquitas y estuvieron presentes representantes de varias confesiones cristianas, confirma la agencia «Asianews» del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras.

El párroco de Maghar, el padre Abud Maher, no quiso reunir multitudes. «Habríamos querido llegar aquí en decenas de miles desde todo Israel para mostrar nuestra solidaridad», dijo uno de los sacerdotes presentes en la Misa. Además de 4 mil fieles del lugar participaron cristianos de todos los pueblos de Israel.

«Estoy aquí para traer a toda la comunidad cristiana y a cada uno de sus miembros la solidaridad, la oración y la bendición apostólica del Santo Padre Juan Pablo II», dijo monseñor Sambi en la Misa en Maghar.

En sus palabras (se pueden consultar íntegramente en la sección de «Documentos» de Zenit) recordó que las propias autoridades israelíes han calificado como «pogromo» y una nueva «Kristallnacht» –«recuerdos horribles en la historia del pueblo judío»– la violencia a la que fueron sometidos los cristianos de Maghar.

[La palabra «pogromo» designa en particular el asalto a comunidades judías. Es lo que se desató la noche del 9 de noviembre de 1938 –la «noche de los cristales» rotos o «Kristallnacht»– contra los judíos en Alemania. Recuerda los miles de escaparates de negocios rotos en aquella fecha: en menos de 48 horas numerosos militantes nazis enfurecidos dirigieron su violencia contra los judíos y sus propiedades en el país. Ndr].

El nuncio apostólico en Israel exhortó a la reconciliación en Maghar, pero también pidió el resarcimiento por daños morales y materiales, y señaló que el Estado de Israel no impidió los ataques.

18 mil habitantes forman el pueblo de Maghar –a 15 kilómetros del mar de Tiberíades y 40 de Nazaret–, el 50% drusos [una comunidad que profesa una religión derivada de la mahometana, separada del Islam en torno al siglo X, presente sobre todo en Líbano y Siria. Ndr], el 35% musulmanes, el 15% cristianos, en gran parte católicos melquitas. El 11 y 12 de febrero el lugar fue sacudido por la violencia que desencadenaron drusos locales.

El detonante fue el rumor –que se ha revelado falso— de la publicación en Internet de imágenes provocadoras de jóvenes drusas del pueblo por parte de un muchacho cristiano. Bastó para que los drusos asaltaran el barrio cristiano de la ciudad: los cristianos no opusieron reacción, mientras que la respuesta de la policía israelí a la violencia fue la indiferencia.

«Los drusos nos atacaron cuatro veces, las dos primeras bajo los ojos de la policía israelí, que no intervino, es más, se retiró del pueblo –relató a «Asianews» el padre Maher, párroco católico de San Jorge, en Maghar–. Llamé al nuncio para contarle la situación. Monseñor Sambi pidió la intervención de las autoridades».

En una carta de protesta enviada al presidente israelí Katzaav, el patriarca Sabbah denunció la falta de protección de los cristianos por parte de los agentes israelíes. «Mientras todo un batallón del ejército custodia un pequeño asentamiento [israelí. Ndr] en Hebrón, un barrio de Maghar ha sido semidestruido sin ninguna reacción de la policía israelí», apuntó el prelado en el diario Haaretz. Sólo la intervención de la Iglesia católica, a través de monseñor Sambi, permitió que las fuerzas de la policía volvieran a hacerse con el control de Maghar.

El domingo 13 de febrero, cuando se cumplían tres días del inicio del ataque, fueron enviados 300 agentes al lugar.

Las consecuencias de la violencia, informó el padre Maher, son «siete heridos, de ellos dos por arma de fuego, 70 tiendas y casas cristianas saqueadas e incendiadas», la iglesia de San Jorge apedreada –todas las vidrieras han sido destruidas y tienen la fachada dañada–. 150 automóviles ardieron. Una comisión mixta cristiano-musulmana ha confirmado este balance.

De los 4 mil cristianos que viven en Maghar, 2 mil huyeron de sus hogares hacia pueblos vecinos.

Elias Daw, presidente del tribunal local de apelación de la Iglesia greco-católica-melquita, apuntó a la agencia misionera «Misna» el sábado pasado que, ante la persistencia «del temor de nuevos episodios de violencia», «el 90% de los cristianos de Maghar ha dejado la ciudad».

En los días siguientes a la violencia, la policía arrestó a 26 drusos, 18 de los cuales aún están en la cárcel en espera de juicio. Entre ellos hay cuatro policías drusos, añade «Asianews».

Los católicos de Maghar «viven en su piel la ley del más fuerte: no es la primera vez que somos objetivo de los drusos», dice el padre Maher. En este ataque –hubo otros en 1990— por primera vez los drusos han «incendiado las casas y los negocios de los cristianos». Incluso testigos presenciales afirman que los bomberos locales, avisados varias veces, no intervinieron.

«No acuso a todos los drusos» –aclara el párroco de San Jorge–, «entre ellos hay personas de buena voluntad, pero no consiguen dominar a los violentos».

En días pasados –confirmó Elias Daw a «Misna»– «una delegación de unos 150 jefes religiosos drusos se acercó a expresar solidaridad a nuestro obispo melquita George Haddad, administrador apostólico de Haifa. También hay que decir que durante el ataque algunos habitantes drusos de Maghar se movieron para intentar defender a los propios vecinos cristianos».

«Os aseguro que la mirada del Papa y la mía, como la de todas las autoridades de las Iglesias cristianas y las de todo el mundo estarán, de ahora en adelante, bien fijas en Maghar para verificar que la dignidad y la incolumidad de los cristianos sea respetada y protegida», concluyó el nuncio apostólico, monseñor Sambi, sus palabras en la Eucaristía de solidaridad.

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ZENIT Staff

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