Orar para adorar y dar gracias, no sólo para pedir; sugiere el Papa

«La búsqueda de justicia» constituye «una tendencia hacia el Señor»

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 23 junio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recordó este miércoles a los cristianos que la auténtica oración no es sólo una petición dirigida a Dios, sino también un acto de alabanza y de acción de gracias.

Así lo expuso en la semanal audiencia general al comentar el cántico del capítulo 15 del Apocalipsis (versículos 3 y 4) –«Himno de adoración»– ante ocho mil peregrinos congregados en el aula Pablo VI del Vaticano.

«La auténtica oración no es sólo una petición, sino también alabanza, acción de gracias, bendición, celebración, profesión de fe en el Señor que salva», aclaró el Papa.

Por este motivo, siguió diciendo, en toda oración se recoge en cierto sentido los anhelos y deseos de toda la humanidad.

En la oración, indicó, «la mirada abarca a todo el horizonte y se entreven ríos humanos de pueblos que convergen hacia el Señor para reconocer sus «justos juicios» [expresión del Apocalipsis], es decir, sus intervenciones en la historia para vencer al mal y exaltar el bien».

«La búsqueda de justicia presente en todas las culturas, la necesidad de verdad y de amor experimentada por todas las espiritualidades, contienen una tendencia hacia el Señor, que sólo se colma cuando se le encuentra», reconoció el Santo Padre.

«Es bello pensar en este aire universal de religiosidad y de esperanza, asumido e interpretado por las palabras de los profetas», confesó.

Por ejemplo, citó a Malaquías (1, 11), quien pone en labios de Dios estas palabras: «Desde el sol levante hasta el poniente, grande es mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura. Pues grande es mi nombre entre las naciones».

El pasaje comentado por el Papa, al igual que los cánticos que elevaban los primeros cristianos, constituye un florilegio de citas del Antiguo Testamento, en particular de los salmos, en el que se alaban las maravillas de Dios y se le da gracias por sus justos juicios.

«La comunidad cristiana de los orígenes consideraba la Biblia no sólo como alma de su fe y de su vida, sino también de su oración y de su liturgia», explicó el pontífice al continuar con la serie de meditaciones sobre la liturgia de las Vísperas, la oración de la Iglesia al atardecer, que también se basa en esas composiciones bíblicas.

Pueden leerse estas meditaciones pasadas del Papa en la página web de Zenit en la sección «Audiencia del miércoles» (www.zenit.org).

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ZENIT Staff

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