Ordenados cuarenta y cuatro nuevos sacerdotes de la Legión de Cristo

Por el cardenal De Paolis, delegado pontificio para la congregación

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ROMA, domingo 16 diciembre 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Velasio De Paolis, delegado pontificio para la Legión de Cristo y Regnum Christi, ordenó sacerdotes a 44 legionarios de Cristo en la basílica de San Juan de Letrán, Roma, Italia, en el transcurso de una ceremonia a la que asistieron unas tres mil personas entre familiares y amigos.

En su homilía, el cardenal De Paolis dijo que estos 44 nuevos sacerdotes se convierten, por la historia reciente de la Legión, “en un testimonio de la gracia que perdona, renueva, crea un corazón nuevo, conforta, da esperanza” y en “un gran don a la Iglesia a través de la Congregación de los Legionarios de Cristo”.

Entre los nuevos sacerdotes, que tienen entre 29 y 39 años, se encuentran dos españoles: el padre Esteve Borrell, de Albacete, 34 años, y el padre Santiago Jere, de Granada, 30 años.

Las palabras del cardenal se centraron en la necesidad que cada hombre y cada mujer tienen de encontrarse con Cristo, y el sacerdote como la respuesta a esa necesidad: “Tenemos necesidad de sacerdotes porque tenemos necesidad de Cristo –afirmó- y Jesucristo es el hombre que todo ser humano de cualquier tiempo y lugar debe encontrar para llegar a la verdad sobre Dios y sobre sí mismo, a la meta de la felicidad y del sentido de la propia vida”.

El delegado pontificio para la Legión de Cristo ofreció una mirada muy positiva a los jóvenes acerca de la propia fragilidad, que puede convertirles en “testigos de la gracia divina”: “El sacerdote experimenta su propia debilidad y su fragilidad. Esta experiencia es positiva, si lo lleva al Único que puede darle la gracia de la fidelidad, del amor y de la donación plena”, afirmó De Paolis.

Sobre el significado de estos 44 nuevos sacerdotes en la historia reciente de la Legión de Cristo, el cardenal quiso dedicar unas palabras claras, directas, llenas de esperanza y confianza en la gracia al concluir la homilía: “Ustedes, queridos jóvenes, son miembros de la Legión de Cristo, una congregación religiosa que ha tenido que enfrentar un momento muy difícil de su propia historia” –recordó–. Esta historia ha sido marcada por el pecado, el desaliento, incluso por el desánimo y la humillación. Como dice san Pablo, han sido atribulados por todas partes pero han caminado y seguido adelante. No han perdido el ánimo. Han perseverado en su vocación. Han creído en Aquél que les ha llamado. Han creído en la gracia. Para la gracia, todo es posible”, concluyó.

La alegría de creer

La Legión de Cristo, congregación religiosa de la Iglesia católica, está presente en 22 países. Cuenta con tres obispos, 920 sacerdotes y más de dos mil religiosos, novicios y alumnos en sus centros vocacionales, según datos de diciembre de 2011.

Los 44 nuevos sacerdotes tienen entre 29 y 39 años, y provienen de doce países: México, quince; Estados Unidos, once; Brasil, seis; Italia, tres; España, dos; y uno de Chile, Colombia, Inglaterra, Polonia, Puerto Rico, Rumania, y Venezuela, respectivamente. Obtuvieron los grados de filosofía y teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, y su periodo de estudio y preparación –unos doce años- incluyó también un trienio de trabajo pastoral que desarrollaron en diversos países del mundo.

Cada una de las 44 historias vocacionales ha sido recogida en el libro “La alegría de creer”, que puede consultarse en internet.

Santiago Jerez, aventura sin límites

De familia numerosa, ocho hermanos, y sencilla “aunque no teníamos todo lo que otros tenían, sin embargo, nunca nos faltaba nada”, nació en Granada pero vivió siempre en Chauchita “uno de los pueblos que embellecen la Vega de Granada con su devoción a Nuestra Señota del Espino”, afirma. Su vocación fue apareciendo desde temprano, desde los ocho años, cuando tras su primera comunión comenzó a ser monaguillo del santuario citado, de la mano de las madres capuchinas.

“Aquí es donde comenzará toda la aventura de la llamada de Dios y mi respuesta. Fui conociendo a muchos y muy buenos sacerdotes –afirma- y nace en este contexto la inquietud y la pregunta de ¿Por qué, yo no? ¿Por qué no ser uno de ellos que pueden hacer tanto por los demás? Así inició una aventura que no ha tenido ni tendrá límites”.

En 1994 entró en el seminario menor de los Legionarios de Cristo en Moncada, Valencia, y en 1998 en el noviciado de la Legión de Cristo en Salamanca. El 15 de agosto de 2000 emitió su profesión religiosa. Cursó los estudios humanísticos en Salamanca. Interrumpió sus estudios para ayudar como instructor de formación en el Colegio Irlandés de Monterrey, México, colaboró como auxiliar de los grupos juveniles en Monterrey y Valencia , y como promotor vocacional en México. Cursó la licenciatura en filosofía y estudios de teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, y actualmente trabaja ayudando en la Parroquia de Cristo Resucitado en Quintana Roo, México.

Esteve Borrel Ronda, de la Nueva York de la Mancha

El padre Esteve vivió en España, México, Italia, Hungría, Alemania, Eslovaquia, e Italia, pero nació en Albacete el 13 de julio de 1978, en “La Nueva York de la Mancha”, como cuenta en su testimonio recordando a Azorín. De su tierra siempre le han acompañado “el amor y el espíritu de trabajo con el que se dedicaba mi familia al negocio de las frutas”, reconoce. Sobre cómo Dios le habló al corazón afirma: “No me envió un WhatsApp por teléfono, ni me mandó un tuit, tampoco se trató de una invitación de Facebook. Nada de eso existía”, explica.

Fue un día en el colegio, en la Academia CEDES. Un sacerdote fue para hablarles de las misiones: “Nos presentó fotos de un lugar donde iban los que querían prepararse para misioneros. Esas fotos hicieron la detonación en mi corazón”, recuerda. Entró en el seminario menor de los Legionarios de Cristo en Moncada, Valencia, el verano de 1990. Hizo los dos años de noviciado en Alemania, tras los que llegó a una conclusión: “Si Dios me había dado un corazón que tenía tantas ganas de amar y de hacer cosas grandes es porque me quería sacerdote”, afirma.

Se licenció en Filosofía y en Teología Moral en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. En prácticas apostólicas trabajó durante tres años en la formación de jóvenes y en el Colegio Irlandés de Monterrey: “En Roma uno estudia para ser sacerdote; en mis prácticas apostólicas es donde he aprendido a ser sacerdote”, afirma contundente. Durante dos años fue promotor vocacional en México. Actualmente es capellán del Colegio Cumbres en Bogotá, Colombia, y es director de las secciones del Regnum Christi en Barranquilla, Colombia, y Quito, Ecuador.

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ZENIT Staff

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