Orientaciones para la “Campaña del Enfermo” 2009

Emitidas por los obispos españoles

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MADRID, viernes, 6 febrero 2009 (ZENIT.org).- Del 11 de febrero al 17 de mayo, se celebra en España la Campaña del Enfermo 2009, con el lema «Creer, celebrar y vivir la Eucaristía». Con este motivo, el departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal ha hecho públicas unas orientaciones.

 Según los prelados, la Eucaristía es el sacramento que se celebra más a menudo y «en una comunidad que recuerda a los enfermos, se preocupa por su salud, ora por ellos y, sintiéndose enviada, les hace partícipes de la Comunión, es signo eficaz de la fe, la esperanza y el amor que curan y salvan, es un encuentro con el Señor en la Iglesia». 

Los obispos explican las razones por las que se ha elegido el tema. En primer lugar, por la importancia de la Eucaristía en sí misma para toda la vida cristiana: «El misterio eucarístico ha de ser considerado en toda su amplitud: como sacrificio en el que se perpetúa el sacrificio de la Cruz; memorial de la Muerte y Resurrección del Señor, que dijo ‘haced esto en memoria mía» (Lc 22,19); banquete sagrado en el que, por la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, el Pueblo de Dios participa en los bienes del Sacrificio Pascual…; y sacramento permanente en la reserva eucarística para ser adorado en el culto de las sagradas especies fuera de la Misa, prolongando la gracia del sacrificio» (Cf. Eucharisticum Mysterium, 3, a, f, g y notas). 

La Eucaristía es «fuente y cima de toda la vida cristiana» (LG 11); es, a la vez, fuente de caridad, pues «contiene a Cristo mismo, nuestra pascua y Pan vivo por su carne, que da la vida a los hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo» (PO 5). «Presencia salvadora de Jesús en la comunidad de los fieles y su alimento espiritual, es lo más precioso que la Iglesia puede tener en su caminar por la historia» (Ecclesia de Eucharistia, 9). «La Iglesia ha recibido la Eucaristía de Cristo, su Señor… como el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de su persona en su santa humanidad y, además, de su obra de salvación» (ib., 11).

 En segundo lugar, «por la atención que los últimos Papas le han dedicado». Recuerdan que Juan Pablo II escribió en 2003 la encíclica Ecclesia de Eucharistia y poco más tarde la carta apostólica Mane nobiscum Domine, sobre el Año de la Eucaristía 2004-2005.

 En octubre de 2005, se celebró la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre «La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia». Dedica la Proposición 42 a los enfermos, y en el mensaje final, dirigiéndose a los que sufren, les dice que participan de una manera singular en el sacramento de la Eucaristía, como testigos privilegiados del amor que de ella se deriva. 

Recuerdan los obispos que Benedicto XVI publicó, en febrero de 2007, la exhortación apostólica postsinodalSacramentum Caritatis sobre el mismo tema: la Eucaristía, fuente y culmen de la vida y misión de la Iglesia. Y en ella «llama la atención de toda la comunidad eclesial sobre la necesidad pastoral de asegurar la asistencia espiritual a los enfermos, tanto a los que están en su casa como a los que están hospitalizados». Y hace suyas las proposiciones del Sínodo de los Obispos: «Se ha de procurar que estos hermanos y hermanas nuestros puedan recibir con frecuencia la Comunión sacramental. Al reforzar así la relación con Cristo crucificado y resucitado, podrán sentir su propia vida integrada plenamente en la vida y misión de la Iglesia, mediante la ofrenda del propio sufrimiento en unión con el sacrificio de nuestro Señor». 

También afirma que «se ha de reservar una atención particular a los discapacitados; si lo permite su

condición, la comunidad cristiana ha de favorecer su participación en la celebración en un lugar de culto. A este respecto, se ha de procurar que los edificios sagrados no tengan obstáculos arquitectónicos que impidan el acceso de los minusválidos. Se ha de dar también la Comunión eucarística, cuando sea posible, a los discapacitados mentales, bautizados y confirmados; ellos reciben la Eucaristía también en la fe de la familia o de la comunidad que los acompaña». (Sacramentum Caritatis, 58). 

Esta campaña, ofrece la posibilidad según los prelados de «considerar la íntima unión que existe entre el misterio eucarístico, el papel de María en el plan salvífico y la realidad del dolor y del sufrimiento del hombre» así como «subrayar la importancia de la santa Misa, de la adoración eucarística y del culto a la Eucaristía para todos los cristianos, haciendo que las capillas en los centros de salud se transformen en el corazón palpitante en el que Jesús se ofrece incesantemente al Padre para la vida de la humanidad». 

También «suscitar en nosotros una solicitud amorosa en favor de los enfermos y de cuantos sufren, en los que la comunidad cristiana ha de reconocer el rostro de su Señor». 

Las orientaciones recuerdan que la Pastoral de la Salud, sus agentes y los mismos enfermos, pueden encontrar «en la Eucaristía la fuerza espiritual necesaria y eficaz para llevar la cruz y valorar el

sufrimiento como escuela de santidad y aportación salvífica» y «convertir el dolor, acogido con fe, en puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con Él a la paz y felicidad de su resurrección, ‘por la cruz a la luz'». 

Es oportunidad también de «dar testimonio de que la única respuesta válida al dolor y al sufrimiento humano es Cristo, el cual al resucitar venció la muerte y nos dio la vida sin fin» y «mostrar que la Eucaristía, distribuida a los enfermos con decoro y reverencia, es alimento y consuelo para quienes sufren cualquier forma de enfermedad». 

El último motivo para elegir este lema es que está dentro del plan pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2006-2010, que se articula en torno al tema «Vivir de la Eucaristía». 

Por último «por la dimensión sanante de la Eucaristía»: «La Eucaristía es el gran don ofrecido a la Iglesia. Su riqueza es insondable» «porque la Eucaristía está relacionada con toda clase de realidades humanas y les aporta una ayuda peculiar. Y una de estas realidades es la enfermedad -salud-. Tal vez no se haya contemplado debidamente esta relación Eucaristía-enfermedad ni se haya profundizado suficientemente su dimensión sanante». 

Las orientaciones concluyen considerando que es conveniente dedicar la Campaña de 2009 a este tema «por la riqueza que encierra, por la relevancia que se le ha dado a la misma en los últimos años, por el bien que puede aportar a los enfermos y a quienes les atienden, a la acción pastoral de la Iglesia en este campo y a la Iglesia en general». 

Para saber más sobre los objetivos de la Campaña y los materiales puestos disposición por la Conferencia Episcopal se puede entrar en su página: http://www.conferenciaepiscopal.es

 

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ZENIT Staff

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