Orientaciones para una Pastoral para los Gitanos

Encuentro en el Vaticano de los directores nacionales

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 11 diciembre 2006 (ZENIT.org).-Comenzó este lunes en el Vaticano un encuentro para los directores nacionales de Pastoral para los Gitanos, dedicado al tema de las relaciones con la población gitana, que cuenta con 36 millones de personas esparcidas por todo el mundo y en su mayoría en India (18 millones).

En especial, el objetivo del encuentro es profundizar el estudio e impulsar una apropiada aplicación de las «Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos», el primer documento de la Iglesia, en su dimensión universal, dedicado a los gitanos y publicado por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes el 8 de diciembre de 2005.

Según afirma el dicasterio vaticano organizador, en un comunicado, a la reunión han sido invitados los directores nacionales de todos aquellos países en los que hay una pastoral específica en favor de los gitanos: los países europeos, Estados Unidos, México, Brasil e India. Por primera vez participan en el encuentro representantes de Bangladesh, Chile, Filipinas e Indonesia.

Los gitanos, conocidos por distintos nombres –rom, sinti, manouches, kalé, zíngaros, yeniches, etc.–, son un grupo étnico específico que probablemente tuvo su origen en la zona noroccidental de la India, y cuyo número sólo en Europa oscila entre los 9 y los 12 millones, con concentración en el Este europeo. En Italia, los gitanos son el 0,16% de la población nacional.

El encuentro consta de dos momentos: Las horas de la mañana se dedican a las exposiciones de los ponentes, a las que sigue un debate en asamblea. Se hablará también de la identidad del capellán en la Pastoral para los Gitanos, con atención al punto de vista del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales Católicas; la tarde se dedica a la reflexión en grupos de estudio sobre problemas relativos a esta pastoral y a las propuestas de compromiso para el futuro.

El cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio, al dar la bienvenida a los participantes ofreció sus observaciones, reflexiones e ideas sobre el documento, para encontrar las formas más adecuadas de difusión y para una correcta interpretación y aplicación de su contenido.

Por su parte, el secretario, arzobispo Agostino Marchetto, tras un breve ‘excursus’ sobre el itinerario del documento, que recibió el beneplácito de Juan Pablo II, introdujo los trabajos ilustrando el programa de las dos jornadas y deteniéndose, entre otras cosas, en la espiritualidad del agente pastoral, animado en su servicio por la «reciprocidad del amor», como bien atestigua el Papa Benedicto XVI en su encíclica «Deus caritas est».

Expertos y estudiosos son los encargados de exponer el documento «Orientaciones» en sus dimensiones antropológica, sociológica, teológica y eclesial, sin olvidar los aspectos histórico y jurídico-legislativo.

El documento trata en especial de aquellas cuestiones que interpelan en primera persona a la Iglesia: «La situación de marginación y de pobreza en la que todavía viven muchísimos y los prejuicios y las discriminaciones de que son objeto».

La Iglesia «reconoce su derecho a ‘vivir juntos’ y apoya iniciativas de sensibilización, con vistas a una mayor justicia en su favor, en el respeto recíproco de las culturas y las leyes».

«La Iglesia, además, se compromete a renovar su acción pastoral específica también para evitar el refugio en las ‘sectas’, la dispersión de su profundo patrimonio religioso o un encerramiento en ellos mismos. La base de ello es una reflexión bíblica, a la luz de la cual el ambiente nómada encuentra una comprensión cristiana», añade el comunicado.

La Santa Sede presta una atención pastoral especial a los gitanos desde 1965 –tras la histórica primera peregrinación internacional de los gitanos a Roma–, creando el Secretariado Nacional de Apostolado Gitano.

Por la misma razón, en 1998, Juan Pablo II creó el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, confiándole luego a través de la constitución apostólica «Pastor Bonus», la tarea de «empeñarse en que en las Iglesias locales se ofrezca una eficaz y apropiada asistencia espiritual, si es necesario incluso con oportunas estructuras pastorales, tanto a los prófugos y exiliados como a los emigrantes, nómadas y a la gente del circo».

El 4 de mayo de 1997, los gitanos pudieron asistir a la beatificación del mártir español Ceferino Jiménez Malla, primer gitano elevado al honor de los altares.

«La Iglesia está presente entre los gitanos con sacerdotes, religiosos y religiosas, ayudados por agentes pastorales en su mayoría laicos», los cuales «desempeñan su servicio adaptándose a las exigencias especiales de estas personas, a veces optando incluso por vivir dentro de los campos con los gitanos y formando las llamadas ‘comunidades puente’», sigue la nota del dicasterio vaticano.

Entre las principales dificultades afrontadas, están el escaso conocimiento de su «identidad y cultura peculiares», que están en la base de «acciones discriminatorias y agresivas hacia la población gitana».

«Otro problema –subraya el comunicado–, sobre el que la Iglesia no puede callar es la violación, en el caso de esta población, de los fundamentales derechos a la vivienda, a la escolarización de los niños, al trabajo y a la asistencia médica».

Además, subraya que «hay que tener en cuenta que el empeño de los agentes pastorales se ha hecho difícil por actitudes negativas asumidas por los mismos gitanos y también por la imagen no positiva que ofrecen los medios de comunicación social».

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ZENIT Staff

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