Pakistán: 'Hazme un instrumento de tu paz'

Entrevista a monseñor Shah, obispo auxiliar de Lahore

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ROMA, domingo 29 abril 2012 (ZENIT.org).- Pakistán es un país con una población de 160 millones de habitantes, de los cuales el 95% son musulmanes, y los cristianos son un poco menos del 3% de la población. El ascenso del islamismo militante en los últimos años ha sido motivo de preocupación, los cristianos se sienten inseguros, si no es miedo por completo. La Conferencia de Obispos Católicos de Pakistán ha pedido reiteradamente al gobierno de Pakistán que actúe en defensa de las minorías religiosas. Algunos de estos obispos han indicado que se da un martirio verdadero.

Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», en cooperación con la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó a monseñor Sebastian Francis Shah OFM, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Lahore.

Usted nació en un pueblo cristiano en la provincia de Sindh. ¿Es normal que en Pakistán se dividan a los pueblos de acuerdo a la afiliación religiosa?

–Mons. Shah: Sí, creo que una de las intenciones es porque los cristianos son una minoría; siendo una minoría queremos profesar nuestra fe, orar y practicar nuestra fe con libertad; por lo tanto, los misioneros juntaron al pueblo en las aldeas. El terreno fue comprado y entregado a las personas para que puedan ser más independientes. Tenían negocios, escuelas y una iglesia para el culto. Ese fue el propósito. Estamos integrados dentro de los pueblos de nuestro entorno, pero es sólo sólo para que se tenga mayor libertad de culto.

¿Cuándo tuvo su primera experiencia de Dios?

–Mons. Shah: Mi padre murió cuando yo era muy joven. Los padres y las hermanas franciscanos de Malta estaban trabajando en mi pueblo sin descanso por la juventud, para el desarrollo de las personas, por los niños de la escuela y para cuidar de los animales cuando se enferman. Yo me sentía muy inspirado por ellos. Mi madre también nos contó muchas historias de santos y ella siempre me decía cuando era monaguillo, que un monaguillo es como un ángel; sirviendo al sacerdote que reemplaza a Jesús. Él era como otro Jesús y así, ser un monaguillo era como ser un ángel. Fue desde allí que desarrollé la idea de ser misionero. Mi madre me contaba a menudo la historia de san Sebastián, que fue martirizado. Así que a esa temprana edad yo ya estaba pensando que algún día, tal vez, iba a dedicar mi vida a la Iglesia.

Usted fue ordenado obispo un 14 de febrero, lo que llevó al vicario general a decir que el santo padre les había dado un regalo por el día de san Valentín. ¿Cuál fue su reacción?

–Mons. Shah: En realidad estaba muy nervioso y sorprendido. No lo quería, pero yo había estado orando y orando por esto. Siempre que iba a rezar en la capilla, veía la cruz y cada vez que la miraba sentía este mensaje: «Francisco, ve y edifica mi Iglesia». Luego como otro signo, en la capilla de Karachi está la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y cada vez que iba allí para orar y reflexionar, mis ojos a menudo se volvían hacia la cruz o al sagrado Corazón y siempre sentía a Jesús diciéndome: ‘Mira mi Corazón’.

¿Cuál es su lema episcopal y por qué eligió ese lema en particular?

–Mons. Shah: Yo había estado reflexionando sobre mi lema y lo primero que me vino a la mente fue embajador de la paz o canal para la paz, como es san Francisco. Lo elegí porque hoy en día, en todo el mundo, si las personas se sientan en casa o en la plaza del mercado, o en el lugar de trabajo o de culto, esta gente está muy temerosa. Entonces pensé que tal vez el Señor quiere que yo traiga una idea de la paz y por eso elijo la paz y el házme un instrumento de la paz. Cada vez que me dirijo a algún lado o voy para una confirmación, siempre digo: ‘Señor, hazme un instrumento de tu paz’.

Excelencia, los cristianos en Pakistán son una minoría, menos del 3% de la población total. ¿Cómo ve la relación con sus compatriotas musulmanes?

–Mons. Shah: En la vida del día a día, los cristianos y los musulmanes trabajan juntos. Eso no es un problema. Sin duda, sentimos que somos una minoría, pero al mismo tiempo, nos sentimos también que somos pakistaníes. Todos somos paquistaníes. El problema se produce cuando un grupo religioso crea algunos problemas; por ejemplo, en algunas zonas remotas donde un imán predica una enseñanza sesgada. Pero por lo demás, incluso cuando iba a la escuela, donde la mayoría de los alumnos eran musulmanes, éramos buenos amigos. Nos gustaba intercambiar información acerca de Jesús, la biblia, el profeta y el Corán. Nunca hubo un problema. Hace muy poco que sentimos aparecer un problema en nuestras interrelaciones con los musulmanes y tenemos que ser muy cuidadosos. Las personas que trabajan en las oficinas no hablan de religión, que es algo nuevo y tal vez sea una buena cosa.

… ¿Que la religión no debe formar parte del día a día?

–Mons. Shah: …Ellos [musulmanes] y nosotros [cristianos] sabemos que seguimos siendo amigos. El problema son esos grupos que generan problemas y en ciertos pueblos, esto es más evidente. En Sind, de donde provengo, o en Karachi, no encuentras prejuicios religiosos o si existe, es mínimo. En Punjab y en el otro lado de Pakistán, los prejuicios religiosos son muy evidentes. En algunas zonas, aunque es muy poco común, en un hotel por ejemplo, si se descubre que eres cristiano y que has usado una taza, el asistente puede o golpearte o romper la taza.

¿Por qué?

–Mons. Shah: … Porque un cristiano ha tocado la taza y la taza ha sido profanada; la taza no debe ser utilizada de nuevo. En otras palabras, la copa no tiene derecho a existir, está acabada.

¿Cómo afectan los eventos internacionales a la comunidad cristiana en Pakistán?

–Mons. Shah: Una cosa está muy clara y es que nosotros, los cristianos paquistaníes, somos considerados aliados de la cultura occidental. Estamos relacionados entre sí, lo que no es justo. Yo nací en Pakistán. Soy paquistaní. Voy a vivir y morir en Pakistán. Nosotros y ellos [los musulmanes] debemos entender que el cristianismo no es sólo una religión occidental. Jesucristo, después de todo, era de Asia y la biblia fue escrita en Asia y también lo eran los evangelios. Así que de esta modo, somos asiáticos. Los misioneros eran, por supuesto, de Occidente, de Europa, y Europa es un continente cristiano, por lo que se asocia de inmediato con ellos, lo cual no es cierto. Cada vez que algo sucede en Europa o América, de inmediato se sienten los efectos; somos perseguidos. Ante hechos como los de un pastor de Florida que amenazaba con quemar el Corán, nosotros esperábamos que no lo hiciese. Teníamos miedo; la conferencia episcopal de Pakistán escribió al gobierno pakistaní y les aseguró que estábamos en solidaridad con ellos y le escribimos al gobierno de los EE.UU., afirmando que rezábamos para que la quema del Corán no sucediera. Yo creo que ninguna persona tiene el derecho a herir los sentimientos, especialmente los sentimientos religiosos de cualquier persona, porque la religión es sagrada y es algo muy apreciado por todos.

Cuando la Conferencia de Obispos Católicos de Pakistán toma una posición como esta, ¿se reduce la tensión en el contexto local?

–Mons. Shah: Sí, y aprecio más a los pakistaníes, que son moderados y que entienden que los cristianos en Pakistán son una minoría. Ellos entienden que somos una minoría y que somos pobres. Nosotros – los cristianos – no tenemos grandes negocios ni controlamos el gobierno pakistaní. Somos una minoría y somos pobres.

¿Cómo evangelizan en este contexto?

–Mons. Shah: En primer lugar, nuestra misión es ser testimonio de nuestra identidad cristiana. De esta manera, la evangelización se da en primer lugar con nuestros
fieles. No nos limitamos a evangelizar a la persona, sino creemos que tenemos la responsabilidad de evangelizar a toda la sociedad, especialmente cuando hay injusticia. Debemos ayudar a todos a través de nuestras escuelas y hospitales y otras instituciones. Tratamos de llevar la idea de la verdad y cómo la sociedad debe proteger los derechos humanos para todos. La gente, sin duda, a pesar de que somos una minoría, aprecia nuestros esfuerzos.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», un programa semanal de televisión y radio producida por Catholic Radio and Television Network, en conjunto con la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

En la red: www.acn-intl.org.

Para más información: www.wheregodweeps.org/countries/pakistan.

Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

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ZENIT Staff

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