Pakistán: Pesar desde el episcopado por la violenta represión contra manifestantes civiles

Que ha degenerado en disturbios en Karachi

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KARACHI, miércoles, 16 mayo 2007 (ZENIT.org).- «La violencia nunca es la respuesta»: así denuncia el presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán la convulsión -originada por la represión policial de manifestantes- que ha dejado en Karachi más de cuarenta muertos.

De los sucesos desencadenados en la ciudad pakistaní se hace eco el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) a través de su agencia «AsiaNews.it», vista la violencia que se ejerció contra los partidarios del juez de la Corte Suprema Iftikhar Chaudhry, destituido por orden del gobierno del país –que preside el general Pervez Musharraf- bajo falsas acusaciones de corrupción.

El juez es conocido por sus posturas a favor de la legalidad.

Los obispos pakistaníes «condenan con fuerza esta violación de la paz nacional y de la ley de la situación de orden público», destruido «por los ataques a la libertad de prensa y de expresión», recoge la agencia del PIME.

La represión policial desencadenó el choque violento. Para el presidente del episcopado pakistaní, monseñor Lawrence Saldaña, «todo esto da una imagen pésima» de la nación. «El gobierno debería afrontar estos incidentes y castigar con dureza a los culpables», añade.

Los prelados «comparten el dolor de las familias de las víctimas, y están próximos a los más de cien heridos -prosigue-. La violencia nunca es la respuesta: pedimos una resolución pacífica de este enfrentamiento y la corrección del Ejecutivo frente a todas las partes en causa».

La agencia del PIME también el lunes citó declaraciones de Shahbaz Bhatti –presidente de la «All Pakistan Minorities Alliance»–, para quien «la violencia cometida por la policía contra periodistas, abogados y manifestantes es un acto bárbaro».

Considera que «el gobierno busca deliberadamente aumentar la violencia contra los que podrían ser sus detractores políticos».

«La violencia no detendrá la lucha por la independencia de la magistratura, por el regreso de la democracia y por la libertad de opinión», asegura.

El lunes la oposición convocó una huelga general a la que se adhirieron los residentes de las ciudades pakistaníes más importantes. La razón: protestar por la dura represión del ejército contra los manifestantes en los días precedentes.

A la situación del país se sumó, también el lunes, el asesinato –en su casa, en los alrededores de Islamabad– de un alto funcionario de la Corte Suprema, Syed Hamid Raza, tenido como muy cercano a Chaudhry y testigo de numerosas investigaciones.

Y mientras no parece tener fin la polémica por la destitución del juez Chaudhry, el martes un terrorista suicida se hizo saltar por los aires matando en un hotel de Peshawar, en la frontera con Afganistán, a 25 personas.

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ZENIT Staff

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