Palabras del Papa en el Rosario "con África y para África"

«Ser siempre testigos leales y promotores activos de la justicia, la reconciliación y la paz»

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 11 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que pronunció Benedicto XVI este sábado por la tarde al presidir el Rosario «con África y para África» en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Estaban presentes los participantes en el Sínodo de África y los universitarios romanos, conectados vía satélite con los jóvenes universitarios de 9 capitales africanas: El Cairo (Egipto), Nairobi (Kenia), Jartum (Sudán), Antananarivo (Madagascar), Johannesburgo (Sudáfrica), Onitsha (Nigeria), Kinshasa (República Democrática del Congo), Maputo (Mozambique), Ouagadougou (Burkina Faso).

* * *

Venerados padres sinodales,
queridos hermanos y hermanas, queridos estudiantes universitarios:

Al término de este encuentro de oración mariana, dirijo a todos mi saludo más cordial, con un sentimiento de especial reconocimiento hacia los Padres Sinodales presentes. Expreso mi agradecimiento a las Autoridades italianas, que han sostenido esta iniciativa, y sobre todo a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y a la Oficina para la pastoral universitaria del Vicariato de Roma, que la han promovido y organizado.

Queridos amigos universitarios de Roma, naturalmente a vosotros también os doy mis más sinceras «gracias» por haber respondido en tan gran número a mi invitación. Como sabéis, estos días se está celebrando en el Vaticano la segunda Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África. El hecho de que nos hayamos reunido el Sucesor de Pedro y numerosos Pastores de la Iglesia en África con otros expertos cualificados, constituye un motivo de alegría y de esperanza, expresa la comunión y la alimenta. Los Padres de la Iglesia ya comparaban a la comunidad cristiana con una orquesta o con un coro bien ordenados y armónicos, como los que han animado nuestra oración, y a los cuales va nuestro agradecimiento.

Como en anteriores circunstancias, también esta tarde nos hemos valido de la modernas técnicas de telecomunicación para «lanzar una red» -¡una red de oración!- conectando a Roma con África. Y así, gracias a la colaboración de Telespazio, del Centro Televisivo Vaticano y de Radio Vaticano, han podido participar en el Rosario numerosos universitarios de distintas ciudades africanas, reunidos con sus Pastores. A ellos les envío un afectuoso saludo.Hermanos y hermanas de lengua francesa, en especial a vosotros que habéis llegado para reuniros con nosotros desde Burkina Faso, la República Democrática del Congo y de Egipto, os dirijo mi más cordial saludo. Os invito a que permanezcáis unidos en la oración a los obispos de toda África reunidos en Roma en el Sínodo, para que la Iglesia pueda aportar una contribución eficaz a la reconciliación, a la justicia y a la paz, en este continente tan amado, y que sea un signo auténtico de esperanza para todos los pueblos africanos, «la sal de la tierra… y la luz del mundo». ¡Que la Virgen María, Nuestra Señora de África, os mantenga en la paz y os guíe hacia su Hijo Jesús, el Salvador! ¡Que Dios os bendiga!

Queridos amigos, saludo con afecto a los numerosos jóvenes estudiantes, especialmente a los provenientes de Kenia, Nigeria, Sudáfrica y Sudán, que se han unido a nosotros en la oración a María, Madre de Jesús. Hemos encomendado a su protección materna el éxito de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Que su intercesión sostenga a los cristianos de todo el mundo, especialmente a los pueblos de África, y que su ejemplo nos enseñe a dirigirnos al Señor y a perseverar en la oración tanto en las alegrías como en las penas. Extiendo un especial saludo a los hombres y mujeres jóvenes de África, que llevo en el corazón y tengo presentes en mis oraciones. Que podáis ser siempre testigos leales y promotores activos de la justicia, la reconciliación y la paz.

Saludo a los universitarios reunidos en Maputo con el rosario en la mano y el nombre de María en sus labios, rezando con África y para África, a fin de que los fieles cristianos, llenos del Espíritu Santo, puedan cumplir la misión que recibieron de Jesús: ser la sal de una tierra justa y la luz que guía al mundo hacia la reconciliación y la paz. ¡Gracias, amigos míos, por vuestra oración y vuestro testimonio cristiano! Que la Virgen Madre de Dios vele sobre vosotros; a Ella encomiendo toda la juventud de Mozambique y de los otros países africanos de lengua oficial portuguesa.

En preparación al encuentro de hoy, se ha celebrado en Roma un congreso, organizado por la Dirección General para la Cooperación al Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y por el Vicariato de Roma, sobre el tema: «Para una nueva cultura del desarrollo en África: el papel de la cooperación universitaria». Quiero expresar mi estima por esta iniciativa y os animo a seguir adelante con este proyecto. Deseo subrayar lo importantes que son la formación de los jóvenes intelectuales y la colaboración científica y cultural entre los ateneos para proponer y alentar un desarrollo humano integral en África y en los demás continentes. En este contexto, a vosotros, queridos jóvenes he encomendado idealmente la Encíclica Caritas in veritate, en la que exhorto sobre la urgencia de elaborar una nueva síntesis humanística (cfr. nº 21) que vuelva a anudar los lazos entre la antropología y la teología. Meditando sobre los misterios del Rosario, hemos encontrado una vez más el verdadero rostro de Dios, que en Jesucristo nos revela su presencia en la vida de cada pueblo. El Dios de Jesucristo camina con el hombre: y gracias a Él es posible construir la civilización del amor (cfr. ivi, 39). Queridos universitarios de Roma y de África, os pido que seáis, en la Iglesia y en la sociedad, operadores de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos de la historia contemporánea. En las universidades sed sinceros y apasionados buscadores de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, en las que sea posible ejercer y gozar de esa racionalidad abierta y amplia, que abre el camino al encuentro con Dios. Que sepáis crear puentes de colaboración científica y cultural entre los distintos ateneos, sobre todo con los africanos. A vosotros, queridos estudiantes africanos, os dirijo una especial invitación a vivir el tiempo del estudio como una preparación a desempeñar un servicio de animación cultural en vuestros países. La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso esfuerzo.

Queridos hermanos y hermanas, con el rezo del Rosario hemos encomendado el II Sínodo para África a la materna intercesión de la Santa Virgen. Ponemos en Sus manos las esperanzas, las expectativas, los proyectos de los pueblos africanos, así como sus dificultades y sufrimientos. A todos los que están conectados con nosotros desde varias partes de África, y a todos los presentes, os imparto de corazón la Bendición Apostólica.

[© Copyright 2009 – Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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