''Para construir una cultura de vida necesitamos comprometernos a fortalecer nuestra propia familia''

Carta Pastoral del arzobispo de Denver Samuel J. Aquila

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Monseñor Samuel J. Aquila, arzobispo de Denver, ha hecho pública una carta pastoral con motivo del 40 aniversario de Roe vs. Wade, la sentencia que dio inicio a la legalización del aborto en Estados Unidos. La carta ha sido difundida por la página web de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC).

Al inicio de la carta, monseñor Samuel habla de sus años como auxiliar y asistente en el Centro de salud de la universidad y en un hospital de California durante sus estudios universitarios. En estos años pudo ver de cerca la experiencia del aborto. «Cuando comencé a trabajar, no tenía mucha idea del sufrimiento humano o de la dignidad humana. Pero durante mi trabajo en hospitales, algo cambió. En ese momento, algunos estados habían aprobado leyes a favor del aborto, que yo ni siquiera sabía que existían. Debido a estas leyes, cuando estuve en la universidad fui testigo del resultado de dos abortos». Recuerda lo impactado que quedó y lo triste que se sintió por la madre y el hijo, por el doctor y la enfermera. «Nunca olvidaré que fui testigo de hechos de inexplicable brutalidad. En los abortos de los que fui testigo, personas poderosas tomaron decisiones que terminaron con la vida de niños pequeños e indefensos». Y reconoce además que «mediante mentiras y manipulación, los niños fueron vistos como objetos. Mujeres y familias fueron convencidas de que acabar con una vida sería indoloro y fácil de olvidar. Algunos expertos construyeron argumentos aparentemente convincentes, diciendo que los niños no nacidos no eran personas en ningún sentido, que no sentían dolor, y que estaban mejor muertos».

Hablando de su experiencia personal dice: «Mi fe era débil en aquel momento. Pero supe por la razón, y por lo que vi, que una vida humana había sido destruida. Mi consciencia despertó a la verdad de la dignidad del ser humano desde el momento de la concepción. Me convertí en provida y eventualmente regresé a mi fe. Aprendí qué era la dignidad humana cuando la vi despiadadamente despreciada. Yo sé, sin duda alguna, que el aborto es un acto violento de asesinato y explotación. Y sé que nuestra responsabilidad es la de trabajar y rezar sin cesar, por su fin».

A continuación profundiza en el papel de los católicos hablando de arrepentimiento, oración y renovación. «Nuestros pecados de omisión permiten el mal; permiten la injusticia. En el acto penitencial, algunas veces pienso en aquellos abortos de los que fui testigo y mi corazón todavía experimenta tristeza. Ruego el perdón para los doctores, enfermeras, políticos y otros que tan ardientemente apoyan el aborto, y rezo por su conversión». Recordando el aniversario de Roe vs. Wade, caso judicial que dio inicio a la legalización del aborto en Estados Unidos, afirma que «tolerar el aborto durante 40 años nos ha encallecido. Hemos aprendido a ver a las personas como problemas y objetos. En estas 4 décadas desde Roe vs. Wade, nuestra nación ha encontrado nuevas formas de debilitar a la familia, marginar a los pobres, a los que no tienen casa, a los mentalmente enfermos; hemos encontrado nuevas formas de explotar y abusar». Invita también a arrepentirse por los pecados de omisión al observar el daño que el aborto ha causado en nuestra cultura y añade «con el arrepentimiento viene el propósito de volver a comenzar. El 40 aniversario de Roe vs. Wade es un día para comprometernos con la cultura de vida. Hoy el Señor nos pide que nos pongamos de pie».

La enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad de la vida humana es clara, explica: «La vida humana, dice el Catecismo de la Iglesia Católica, debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida». La existencia humana es una expresión del amor que Dios tiene por el hombre y ese amor habla del valor de la persona humana, como dice el Señor al profeta Jeremías, «antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía. Antes de que nacieras te tenía consagrado». La postura de la Iglesia es clara «la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral».

Pero también es importante destacar que, dice el arzobispo, «aunque el aborto nunca es un acto justificable, la respuesta de la Iglesia ante las mujeres que han realizado abortos, deber ser siempre de compasión, solidaridad y misericordia. El aborto es un acto pecaminoso y una tragedia. Los padres y madres de niños abortados son amados por Dios y necesitan la misericordia y la sanación de Jesucristo».

Otro de los aspectos en los que un católico debe empeñarse es en la defensa de leyes justas que protejan la vida, «dado que la vida es un valor fundamental, tenemos el deber de proclamar su bondad y dignidad. También tenemos el deber de protegerla con la ley» explica monseñor Samuel. Y añade: «Claramente, las leyes justas deberían respetar la dignidad del no nacido y su derecho a la vida. Las leyes que no logran esto, deberían ser rechazadas. Es la vocación de todo católico, especialmente de los católicos laicos, trabajar para cambiar las leyes injustas que permiten la destrucción de la vida humana». Y para profundizar en este argumento recuerda también las palabras que el beato Juan Pablo II dijo a los norteamericanos en 1987: “cada persona humana, sin importar cuán vulnerable o indefensa, sin importar cuán joven o vieja, sin importar cuán saludable, discapacitada o enferma, sin importar cuán útil o productiva para la sociedad sea; es un ser de un valor inestimable, creado a imagen y semejanza de Dios. Ésta es la dignidad de los Estados Unidos, la razón por la que existe, la condición para su supervivencia: sí, la última prueba de su grandeza; respetar a cada persona humana, especialmente a los débiles y a los más indefensos”.

Sobre el papel de los políticos en este asunto afirma que «los líderes políticos católicos que verdaderamente entienden las enseñanzas de la Iglesia y que utilizan su ingenio e iniciativa para desarrollar nuevas y creativas formas para acabar con la protección legal del aborto, merecen el reconocimiento y apoyo de la Iglesia y de todos los fieles laicos».

Para finalizar el mensaje, el arzobispo de Denver habla sobre la importancia de construir una cultura de la vida. Ya que las encuestas muestran que actualmente «el 63% de los norteamericanos apoyan la protección legal del aborto. Es aquí donde el cambio debe comenzar. Aunque debemos seguir con los esfuerzos legales, tenemos que reconocer que la ley sigue a la cultura: cuando vivamos en una cultura que respeta la dignidad de toda vida humana, fácilmente aprobaremos leyes que hagan lo mismo. Y hace referencia de nuevo al Beato Juan Pablo II “amar y respetar la vida de cada hombre y de cada mujer y trabajar con constancia y valor, para que se instaure finalmente en nuestro tiempo, marcado por tantos signos de muerte, una cultura nueva de la vida, fruto de la cultura de la verdad y del amor”.

Concluye el mensaje señalando la importancia de la caridad, la familia y la oración. «La caridad nos permite tratarnos mutuamente con justicia, no por nuestras obligaciones, sino por el deseo de amar como Dios nos ama. Esta caridad debe comenzar en la familia. Nuestras familias son el primer lugar donde pueden ser apoyados aquellos que son marginados y cuya dignidad es olvidada. Para construir una cultura de vida necesitamos comprometernos a fortalecer nuestra propia familia, y a apoyar las familias en nuestra comunidad». «Nuestra oración y sacrificio por el fin del aborto, unidos a Cristo en la Cruz, transformarán los corazones y renovarán las mentes. En oración, encomendemos nuestra nación a Jesucristo. Y haciéndolo, podremos estar seguros de la victoria. Hoy les pido a todos que se unan conmigo en una nueva resolución para construir una cultura q
ue vea con los ojos de Dios, que vea la dignidad del no nacido, de la mujer y del hombre, del pobre, del anciano, del enfermo mental, del discapacitado».

Fuente: http://www.fiamc.org/news/anniversary-roe-vs-wade/.

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Staff Reporter

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