Para los cristianos, las fronteras no pueden ser causa de conflicto

Conclusión de la Universidad de verano del episcopado europeo

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ROMA, 13 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La nación y sus fronteras no pueden ser causa de conflicto para los cristianos, han declarado al concluir los participantes en la Universidad de verano promovida por el episcopado europeo.

«Como cristianos, tenemos que tener la fe y la fuerza de afirmar que los confines no deben convertirse en la causa de un nuevo conflicto, discriminación o exclusión», han afirmado en su declaración final los jóvenes delegados de los episcopados.

La Universidad de verano, iniciativa anual promovida por la Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), tuvo lugar del 7 al 11 de septiembre, en Celje, Eslovenia.

El encuentro ha reunido a 35 jóvenes delegados de los episcopados de 18 países europeos, quienes han sido asistidos en su estudio y reflexión por catedráticos, periodistas, funcionarios de la Unión Europea, y exponentes de la COMECE.

El tema del encuentro, en esta ocasión, ha sido «Marcar las fronteras, atravesar las fronteras, y convivir pacíficamente: un desafío para la Iglesia católica en Europa».

Al final del encuentro, se difundió un documento que se basa en el desafío representado por la próxima ampliación de la Unión Europea de 15 a 27 países y de la modificación de los tratados de la Unión emprendida por la Convención europea.

«Esta ‘europeización’ de la Unión Europea, como la llama Juan Pablo II –afirma el documento final del encuentro–, suscita algunos problemas respecto a los confines: las fronteras políticas están desapareciendo dentro de la Unión y se alzarán nuevas fronteras exteriores».

A menudo, prosigue la COMECE, «hablamos de una Europa sin confines, pero estos permanecen dentro de la UE en términos de lengua, cultura, temperamento, e incluso religión».

En tal contexto, sigue el documento, «la Iglesia católica puede y debe ofrecer una aportación especial para superar los confines dentro de una Europa unida, porque su identidad de Iglesia local y al mismo tiempo universal es un ejemplo de la riqueza que se puede encontrar en la diversidad y en la comunidad».

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ZENIT Staff

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