Paraguay: 25 años de la canonización de San Roque González de Santa Cruz y Compañeros Mártires

El cardenal Hummes, delegado del papa en los actos conmemorativos, recuerda la importancia de crear una cultura de la inclusión y no de la exclusión

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El cardenal Claudio Hummes, arzobispo emérito de San Pablo, se encuentra en Paraguay como delegado del papa Francisco para los actos conmemorativos por los 25 años de la canonización de San Roque González de Santa Cruz y Compañeros Mártires.

El cardenal llegó el día 14 de noviembre a Paraguay para desarrollar una intensa agenda que inició con la celebración eucarística en el Colegio Cristo Rey de Asunción, en el marco del 75 aniversario de esta institución educativa de los jesuitas del Paraguay.

El viernes presidió la peregrinación con las reliquias de San Roque González de Santa Cruz, desde la parroquia que lleva el nombre del Santo en Tercera e Independencia Nacional. Por la tarde presidió la misa que concelebrada por los obispos del Paraguay. Durante el día, tuvo ocasión de reunirse con el presidente de la República, Horacio Cartes y en el Seminario  Metropolitano con los miembros del Clero diocesano y de la CONFERPAR.

El sábado 16 de noviembre, viajó a Encarnación. El purpurado visitó las Ruinas Jesuíticas y posteriormente celebró una misa de clausura del Año de la Fe en la Diócesis de Encarnación. El domingo 17 el cardenal Hummes presidió la misa en el Santuario Nacional de Caacupé a las 7.00. También ayer, a las 19:00, el delegado del papa, los obispos del Paraguay, el nuncio apostólico, autoridades municipales y nacionales, invitados especiales y el público en general, asistieron a la representación del Ballet «Roque Marangatú», a cargo del Ballet Clásico Municipal bajo la dirección de Miguel Bonnin, en el Teatro José Asunción Flores del Banco Central del Paraguay.

Durante la homilía en el santuario de Caacupé – según el Osservatore Romano – el cardenal Hummes señaló que «el papa Francisco nos recuerda siempre que debemos ir al encuentro de los que sufren, a los marginados de nuestras periferias». Y es fundamentalmente, afirmó «ir hacia las periferias y no ponerse al servicio solamente de los que vienen a buscarnos». El purpurado realizó un llamamiento a la misión sobre el campo: «nosotros cristianos, la Iglesia de Jesucristo, debemos sin embargo construir una cultura de la cercanía, especialmente a los pobres, de la solidaridad, del encuentro y de la inclusión y no de la exclusión».

Asimismo, el cardenal ha afirmado que realmente el papa Francisco «es una gran luz para el mundo de hoy, una bella sorpresa que Dios ha concedido a su Iglesia». Además transmitió al pueblo de Paraguay el saludo personal y la bendición del papa: palabras que pronunció también en guaraní (lengua nativa de los guaraníes). Sobre el santuario de Caacupé, el purpurado recordó que «es el corazón mariano de los católicos paraguayos» donde «vienen madres que presentan a la Virgen sus hijos», familias enteras, jóvenes, adultos, ancianos, sacerdotes, religiosos, religiosas, obispos, autoridades públicas. «Pero vienen sobre todo los pobres, los marginados, los enfermos y todos aquellos que sufren en las diferentes periferias sociales y existenciales». Y vienen para buscar la mirada de la Virgen, su protección y su intercesión.

Hoy, el cardenal Hummes concluye su visita a Paraguay con una celebración eucarística y almuerzo en el Seminario Mayor Nacional.

El papa Francisco, con la ocasión de este viaje, remitió una carta al cardenal Claudio Hummes.  «Fuerte como la muerte es el amor de los santos, sublime ejemplo de quienes emulan al Redentor, quien enseñó con palabras y demostró con obras que el buen pastor da su vida por las ovejas «, comenzaba el texto el santo padre. «A ese grupo grande de pastores pertenecen san Roque González de Santa Cruz, primer santo paraguayo, así como Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo, llegados desde España al Paraguay con celo misionario», indica Francisco.

A continuación, explicaba el santo padre que ‘»invocando constantemente a la Beatísima Madre de Dios, la Virgen María, estos valientes presbíteros de la Compañía de Jesús anunciaron incesantemente a los pueblos indígenas la salvación eterna en Cristo, realizando numerosas obras buenas en todos los lugares donde actuaban,  estableciendo así las conocidas reducciones y, finalmente, confirmaron su testimonio de fe con el derramamiento de su sangre y recibieron del Señor mismo la corona de gloria  en el cielo» . En la misiva el santo padre invitaba al cardenal Hummes  a exhortar «a todos los fieles y, principalmente, a los sagrados pastores, estimulados por el brillante ejemplo de los santos mártires, que conserven solícitamente la fe católica, diligentemente proclamada y demostrada constantemente con  buenas costumbres».

(RED/RL)

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ZENIT Staff

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