Patriarca de Venecia: La teología evita confundir la Eucaristía con la magia

La Eucaristía, Dios que sale al encuentro del hombre, constata el cardenal Angelo Scola

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GUADALAJARA, viernes, 8 octubre 2004 (ZENIT.orgEl Observador).- El cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, considera que «la teología –en cuanto reflexión sistemática y crítica de la fe del pueblo santo de Dios– reclama una profundización del misterio eucarístico que permita evitar el riesgo de confundirlo con una práctica mágica».

«La Eucaristía –es decir el sacramento que cumple aquello para lo que todos los otros sacramentos existen– actúa la lógica de la Encarnación en cuanto nos asimila completamente a Jesucristo, reuniendo visiblemente a los hombres para hacer de ellos la Iglesia».

Con estas dos afirmaciones introdujo el cardenal Scola el tema de la Eucaristía Misterio de la Fe que desarrolló en su conferencia magistral ante unos mil teólogos de los cinco continentes reunidos en el Simposio Teológico Pastoral del Congreso Eucarístico Internacional que se está celebrando en Guadalajara.

Asumiendo su condición de teólogo y académico, el cardenal Scola insistió en que, para penetrar en el misterio por excelencia de la vida de la Iglesia, la teología debe enfrentar el misterio de la Eucaristía, «el misterio de fe más oscuro y, a la vez más concreto»; un don –el de Cristo mismo– que pide ser recibido, que pide ser recibido sin una necesidad previa de ser comprendido.

«Misterio de fe», dijo el cardenal Scola, son las palabras que sintetizan el credo Eucarístico, el designio salvífico de la Trinidad, el contenido de la fe de la Iglesia que se trasmite de generación en generación, y el acto de libertad en virtud del cual el cristiano se adhiere con toda su humanidad (razón y voluntad) a la libertad trinitaria que le sale al encuentro en el sacramento.

El patriarca de Venecia se refirió al «Misterio de la fe» como un «encuentro de libertades» en el cual la Trinidad se convierte en protagonista.

El cardenal Scola concluyó señalando dos consecuencias pastorales fundamentales: considerar las circunstancias en que la libertad del hombre puede encontrarse con Dios, que le sale al paso; y replantear toda la catequesis en clave sacramental, dado que la Eucaristía constituye el ámbito propio de trasmisión de la fe.

«Lejos de reproponer esquemas catequéticos definitivamente superados –aconsejó a los teólogos el cardenal Scola–, partir de la Eucaristía significará ser conscientes del peso de la libertad de nuestros interlocutores. No dirigirse a la libertad del hombre que se encuentra, es condenar inexorablemente el anuncio cristiano a la irrelevancia».

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ZENIT Staff

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