Patriarca Karekin II: La Iglesia católica y la armenia juntas por los derechos humanos

Resurge la Iglesia apostólica de la primera nación cristiana de la historia

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ROMA, viernes, 9 mayo 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia católica y la armenia, aunque no hayan logrado la unidad plena, tienen el deber de unir cada vez más sus esfuerzos en defensa de los derechos humanos y la paz, dijo este viernes Su Santidad Karekin II, patriarca supremo y catholicos de todos los armenios.

En una rueda de prensa, celebrada en Roma en la sede de «Radio Vaticano», pocas horas después de haber sido recibido en audiencia por Benedicto XVI; el jefe de la Iglesia armenia subrayó el óptimo estado de salud de las relaciones entre las dos Iglesias.

Leyendo un mensaje en inglés a los periodistas presentes, el patriarca repasó brevemente la historia de Armenia, el primer país oficialmente cristiano de la historia, y el primero en haber padecido un genocidio moderno en el siglo XX, entre 1915 y 1922, a manos de los turcos.

Según algunas fuentes, se habla de un millón y medio de víctimas, de dos millones de deportados y de más de 500.000 personas que tuvieron que abandonar su tierra para huir al extranjero.

Luego su país experimentó la persecución religiosa comunista en tiempos de la Unión Soviética, recuperando la independencia en 1991, tras la caída del telón de acero.

El catholicos considera que las relaciones entre católicos y cristianos armenios se encuentran en un momento único en la historia.

«Esta visita mía tiene lugar para reforzar la cálida atmósfera de amor y respeto que se ha formado entre nuestras dos Iglesias».

«El amor recibido de nuestro Señor Jesucristo trae mucho fruto en el campo del ecumenismo hoy. Fieles a los padres de la Iglesia y a su herencia, a pesar de nuestras diferencias y características únicas, debemos dar mas importancia a lo que nos une».

En estos tiempos de rápidos cambios políticos, sociales y económicos, amplificados por la globalización, añadió, «la consolidación de esfuerzos y el trabajo en común son un imperativo para las Iglesias cristianas».

«Sólo a través de la cooperación seremos capaces de servir mejor al establecimiento de la paz en el mundo y a una mejor defensa de los derechos humanos, de los derechos de las naciones, de las familias, y de las clases sociales que corren mayor riesgos».

«La transfiguración de la vida a través de los valores del Evangelio debe ser nuestra senda para la creación de un mundo próspero y virtuoso», concluyó.

La Iglesia apostólica armenia forma parte de las Iglesias llamadas con frecuencia «del antiguo oriente cristiano», o también «ortodoxas orientales», que se separaron de Roma y del resto del oriente cristiano en el Concilio de Calcedonia (año 451). Forman parte de este grupo además la Iglesia copta, la etíope, la asiria, jacobita, y malankar.

Los apóstoles Tadeo y Bartolomé prepararon el terreno para la conversión de armenia al cristianismo que tuvo lugar en el año 301, convirtiéndose en la primera nación que adoptó oficialmente la fe cristiana como religión del Estado.

Un siglo después, el monje Mesrop Mastoc inventó el alfabeto armenio para poder traducir la Biblia.

Por Mirko Testa

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ZENIT Staff

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