Patriarca latino de Jerusalén: la reconciliación es obra de Dios

El cardenal Twal alabó los esfuerzos de paz y pidió por los palestinos encarcelados

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«Nosotros los fieles de las religiones monoteístas concordamos sobre el hecho de que las divisiones entre los hombres son obra del diablo, mientras que la reconciliación es obra de Dios. Desde este santo lugar, invito a los políticos y a los hombres de buena voluntad a trabajar con resolución por un proyecto de paz y reconciliación que abrace a Palestina, a Israel y a este Medio Oriente que sufre», dijo el patriarca latino de Jerusalén Fouad Twal, durante la misa de Nochebuena que celebró en la iglesia de Santa Catalina, en Belén. 

Desde la iglesia de Santa Catalina, a pocos pasos de la gruta donde nació Jesús, el patriarca Twal proclamó su homilía delante del presidente palestino, Abu Mazen, y el ministro de Exteriores de Jordania Nasser Judah, que asistió a la celebración como representante del rey Abdullah II.

Dos líderes a los que el patriarca alabó por sus esfuerzos para alcanzar la paz, “la no violencia y la justicia”. 

También mencionó el voto de Naciones Unidas sobre el estatus internacional de Palestina, que “debe ser un paso decisivo hacia la paz y la seguridad para todos». «Solo la justicia y la paz en Tierra Santa podrán restablecer un equilibrio regional y a nivel mundial”, afirmó.

El patriarca Twal invitó a los fieles a unirse en la oración por las necesidades y los dramas que vive la región: “Recemos con fervor por nuestros hermanos de Siria, que mueren inexorablemente y ¡sin piedad! Recemos por el pueblo egipcio, que lucha por un acuerdo nacional, por la libertad y la igualdad. Recemos por la unidad y la reconciliación en el Líbano, en Irak, en Sudán y en los demás países de la región y del mundo entero. Recemos por la prosperidad y la estabilidad de Jordania”.

Así mismo, puso ante el Niño Dios los sufrimientos más recónditos de la Tierra Santa. Incluidos los que son difíciles de nombrar: “Miles de jóvenes en la cárcel esperan con impaciencia volver a adquirir su libertad. Las familias han sido separadas y esperan un permiso para poder reunirse bajo el mismo techo. Sufren por una ocupación sin fin. Gaza y el sur de Israel acaban de salir de una guerra cuyas consecuencias siguen siendo visibles sobre el terreno y en el ánimo de la gente”.

Y concluyó: “Nuestra oración abraza a todas las familias, árabes y judías, afectadas por el conflicto. Que el Señor les de paciencia, consuelo y que la sociedad les done su asistencia y apoyo”.

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ZENIT Staff

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